Cuando Eduardo Ebensperger (51) egresó como ingeniero comercial de la Universidad de Chile no planeaba iniciar su carrera en la industria bancaria. Aun así decidió ir a una entrevista en el Banco Edwards: "Era jueves y cuando terminamos me dijeron 'partes el lunes'. Pensé que era una buena opción tener trabajo y tuve suerte. Cada dos o tres años fui conociendo nuevas áreas del banco y me fui encantando, porque me di cuenta de que la banca hace un tremendo aporte", recuerda.

Hoy, con casi 13 meses como gerente general del Banco de Chile, el segundo actor de la plaza local, con un 17,1% del mercado, busca que a la firma se le reconozca por parte de la sociedad. Por eso es que una de sus primera medidas fue reformular la alta administración del banco, sumando siete nuevos gerentes al equipo. El objetivo, dice, era estar mejor preparados para los desafíos de cara a los próximos cinco años, siendo uno de ellos la digitalización del negocio. Por eso, ajustó en esa línea los pilares estratégicos de la entidad.

No usa Twitter, pero celebra el "arrastre" que ahí tiene el vicepresidente del banco, Andrónico Luksic, quien suma 111 mil seguidores. Reconoce que les da "un poquito más de trabajo, porque le habla a todo el mundo de sus empresas", pero destaca que el empresario, "tras sufrir cosas que nadie debiera pasar, encontró en Twitter un lugar donde manifestar su forma de ser".

Ebensperger no elude el caso Caval -de hecho, debió declarar ante la fiscalía por su participación en el comité de crédito que aprobó el préstamo a Natalia Compagnon, la nuera de la Presidenta Bachelet-, pero tampoco profundiza. Sí acota que es un capítulo cerrado para el banco, pero del que aprendieron lecciones e implementaron mejoras. "Nunca hemos dudado que no cometimos faltas e hicimos todo lo que por normativa debimos haber hecho. Siempre puede haber una mejor forma, pero hace rato que el tema no está en nuestro radar", enfatiza.

El pago de la deuda subordinada es otro tema que aborda. Sobre el rechazo del Banco Central al prepago propuesto, aclara que eso no tiene impacto en el banco, porque es un tema de la filial SAOS. "Algunos analistas estiman que la deuda subordinada se podría extinguir hacia el año 2019. Esto implicará un adelanto importante, ya que originalmente el pago final estaba previsto para 2036", sostiene.

Desafíos en año de elecciones

Hay temas pendientes, como la Ley de Bancos, el consentimiento, deuda consolidada... ¿Se farreó el gobierno la opción de avanzar en eso?

Hay cosas pendientes y que mantienen un grado de incertidumbre.

¿Qué faltó para alentar esos temas?

No sé qué, pero algo faltó. A lo mejor hay temor a que piensen que si le dan importancia a una industria como ésta tendrán menos votos. Pero no hacer los cambios adecuados perjudica de forma relevante a la gente.

¿En lo que resta de gobierno se podrá avanzar algo en esas iniciativas?

No perdemos la esperanza. Además, la superintendencia va a cambiar su administración por un cuerpo colegiado, ojalá eso se pueda formalizar, y también sería bueno que se defina la implementación de Basilea III. Y por qué no, volver a revaluar cómo aumentar la bancarización. Por ejemplo, en la tasa máxima convencional cómo se pueden mejorar los tramos o avanzar en el consentimiento tácito.

¿Cuáles son los puntos críticos de la reforma a la Ley General de Bancos?

Uno es determinar los ponderadores de riesgo que hoy son mucho más exigentes que lo contemplado en Basilea III. También hay que ver cuál será la definición de "bancos sistémicos", cuál va a ser el "cargo" sistémico, si va a ser finalmente un 1% o 0,8%, si va a ser escalonado. Son cosas que al final atrasan.

El país está ad portas de una elección presidencial. ¿Esperaría que los candidatos consideraran estos puntos?

Claro, pero cuando uno ve el mundo político y las elecciones estas cosas -que de verdad aportan al país- no son materias muy recurrentes, porque no atrae votos hablar de eso. Pero sí esperamos que la autoridad y el nuevo gobierno los considere.

El gobierno impulsa la eliminación del CAE y el Frente Amplio -autor de la idea- tiene a una precandidata presidencial que sube en las encuestas. ¿Cómo ve el asunto?

La situación del CAE hoy no es fácil, pero debe haber alguna salida dentro de todas las reformas a la educación que se están implementando. Es muy complejo para los bancos que participaron -nosotros no lo hicimos- y para quienes se pudieron educar vía CAE. Tiene que haber una solución un poco más equilibrada y será difícil, porque no es decir 'se acabó el CAE'. Alguien paga la cuenta. Si lo hace el Estado, hay que pensar que lo hará con la recaudación de los impuestos de todos, de los empleados, las empresas. No es trivial.

¿Por qué no participaron en el CAE?

El riesgo reputacional vinculado a este financiamiento no nos dejaba lo suficientemente tranquilos como para tomarlo; por eso, elegimos una fórmula en que financiábamos directamente a nuestros clientes en esta área. Así no dependíamos de las universidades, de la garantía del Estado ni del gobierno. Ahora, creo que en su minuto cumplió su objetivo y, nos guste o no, fue la solución. Hay que ver cómo se mejora, cómo se adecua.

En los próximos meses el gobierno debería presentar la reforma a la Ley de Bancos, pero también anunció una previsional, entre otras...

Ojalá que en vez de hacer muchas cosas se hicieran menos, pero bien y con todos los elementos técnicos. Eso esperaría para los últimos meses de gobierno, porque hay poco tiempo y cosas tan fundamentales para el desarrollo del país no pueden hacerse apuradas ni contra el tiempo. Se necesita equilibrio y cuidar lo que tenemos. De repente uno ve que eso no está en el día a día de quienes tienen que guiar al país o tienen que legislar.

¿Cuál será el mayor desafío que tendrá el próximo gobierno?

Recuperar el diálogo y construir, no descalificar todo. Sería un gran avance ¿Hay cosas que mejorar? Sí, pero también otras que conservar. Sería importante escucharse un poquito y más tomar la visión del otro.

Desaceleración económica

La baja de la tasa máxima convencional se dio en plena desaceleración. ¿Les impactó la medida?

Fuertemente, es muy drástico. Ninguna política pública adecuada podría generar que 220 mil clientes tengan que salir del sistema formal. Puede sonar duro que haya segmentos de clientes que paguen una tasa de 40% al año, poco más de 3% al mes. Se dice 'esto es carísimo, no puede ser', pero ese 40% incluye un 10% por costo de administración; 12%, según el rubro, de gasto de cartera, que son los créditos que se pierden; 7% u 8% de costo de fondo. Eso suma 30% y queda un 10% por el negocio, aunque ni siquiera hemos enumerado todos los gastos.

¿Qué ha pasado con esas personas?

En vez de pagar tasas de 40%, acceden a tasas del 100% o 120%. Ellos no van a dejar de pedir créditos, porque siguen con necesidades y los obligamos a recurrir a sucursales informales -llámese oro algo u otros- que cobran tasas semanales de 8% o 10%. Incluso, algunos tienen sistemas de cobranza poco confiables; nadie pensó en eso. Sólo nos quedamos con que se logró bajar la tasa máxima, pero finalmente el impacto fue negativo.

Se estaría evaluando crear un segmento para créditos de hasta 25 UF...

Toda idea que promueva la bancarización es bienvenida. El regulador tiene buenas intenciones, está tratando de hacer entender a quienes legislan que se puede mejorar.

¿Cómo están viendo el cambio en la composición del empleo en Chile?

En nuestros clientes si bien el desempleo está en niveles razonables o aceptables, es la calidad del empleo lo que ha tenido un cambio duro. Ha disminuido mucho la tasa asalariada, que se va al empleo propio, y el ingreso promedio ha ido bajando.

¿Las cifras oficiales reflejan eso?

El empleo propio, a lo mejor, al inicio vuela, pero a mediano plazo muchos de esos emprendimientos no funcionan, lo que nos hace creer que el desempleo va a subir. Por eso, tenemos que actualizar nuestras estadísticas y ver cómo hacemos las encuestas de desempleo. No es razonable que una persona ocupada una hora la semana pasada se considere con empleo. La encuesta del INE y la de la Universidad de Chile pueden tener mejores sistemas de medición, porque ese tipo de preguntas pueden estar ocultando un grado mayor de desempleo del que hay.

¿Cómo ha respondido el cliente?

Pese a las cosas malas que hemos hecho en materia de políticas públicas, tenemos una población con buena propensión a pagar sus obligaciones, siempre que tenga empleo.

Amenazas para el sector

La banca acordó una tarifa plana para transferencias, pero BancoEstado no se sumó. ¿Irán a tribunales?

Los argumentos son tan claros que no es complejo si se da esa instancia. Están los antecedentes, puede ser un arbitraje, el tribunal. Lo que importa es que los costos sean racionales.

¿Qué efectos tendrá en el negocio la demanda del Sernac contra el Banco Security por la caída de su web?

Nunca he visto a alguien demandar al Metro porque se ha negado el servicio, probablemente porque cuando pasa está el Transantiago, el taxi, otras formas de transporte. Lo mismo pasa en este caso: el banco tuvo un problema con su página al implementar un importante cambio (entiendo que cambió su core) y cuando pasó tenía sucursales abiertas, banca telefónica, otros canales.

¿El Sernac se equivocó, entonces?

Es una actuación inconsistente, porque si no habría que poner demandas por cada imponderable que haya o diseñar, a un costo altísimo, tener tres líneas de Metro más por si falla una o, en el caso de la banca, tener el doble de sucursales. Por eso, se necesita la visión técnica. Generar una mirada populista de las cosas es un perjuicio para todos y afecta las decisiones de todos los actores.

El fiscal Montes dijo que la banca no puede traspasar al cliente el costo de los fraudes en el sistema...

Hay que ser cuidadoso con lo que se dice. Cuando el fraude es responsabilidad del banco siempre se asume, pero si es por una falta del cliente, sí tiene seguro se cubre ante eso.