Una tarde cualquiera tocan el timbre del departamento de Lucas. Alguna vez escribió un libro muy exitoso, El veneno del sol, que llegó a vender medio millón de copias, pero hace ya demasiado tiempo que no escribe. Ocho años. Con su mujer las cosas tampoco van muy bien. A su puerta llega lo inesperado: Sofía tiene 14 años y se presenta como su hija. Lo que podría ser un problema devastador, en manos del escritor Eduardo Sacheri es todo lo contrario.
La novela se llama Ser feliz era esto y es lo último del argentino. Nacido en 1967, Sacheri salió de la medianía después de que en 2009 Juan José Campanella adaptara su novela La pregunta de sus ojos (como El secreto de sus ojos) y ganara un Oscar a la mejor película extranjera. "Me ha dado un nivel de visibilidad muy fuerte", reconoce. Lejos de ese thriller político, pero no tanto del ánimo liviano de Papeles en el viento, acá Sacheri explora el encuentro de dos seres solitarios que, sin saberlo, se vuelven cómplices. De fondo, late la cotidianidad del argentino de clase media.
Al teléfono y luego por mail, Sacheri cuenta que en Ser feliz era esto quería cambiar su tono. Suspender por un rato las historias de fútbol -eso era su anterior libro, La vida que pensamos- y dar rienda suelta a un par de preguntas que lo rondaban. "¿Qué sucedería con un hombre de 40 años que, de repente, se sabe padre? ¿Qué pasa con dos personas que, a partir del hallazgo de un vínculo sano y fecundo con alguien, echan luz sobre el resto de sus vidas?", dice.
En la novela, Sofía llega hasta donde Lucas como un flashback. Quince años atrás, él tuvo un breve romance con una tal Laura, en el balneario de Villa Gesell, del cual él jamás supo que había tenido una hija. Le trae recuerdos luminosos, pero sobre todo da un golpe a su presente. A Sofía no le queda otra: busca a su padre porque su madre ha muerto. Está sola. La dinámica entre ellos rápidamente parece ser la de la felicidad. Sacheri duda.
"La novela habla de una búsqueda, mucho más que de un hallazgo, de la felicidad. Toda búsqueda es un posible camino para la indagación literaria", dice el autor. "De todos modos, la felicidad que intentan los personajes es una constatación fugaz, huidiza, aunque no por eso menos necesaria", agrega.
Sacheri habla a 15 días de haber terminado el rodaje de la adaptación al cine de Papeles en el viento, dirigida por Juan Taratuto, y cuenta que está en un nuevo proyecto con Campanella. "Nos gustó mucho trabajar juntos, pero este proyecto está todavía demasiado 'verde' como para que tenga mucho para decir al respecto", señala.