El lunes por la tarde, tras la charla que debió dar en la Universidad Finis Terrae -una mesa redonda sobre literatura y fútbol-, Eduardo Sacheri se veía preocupado. Cada tanto consultaba su teléfono con evidente ansiedad. ¿Qué mantenía intranquilo al autor de Esperándolo a Tito, Papeles en el viento y La pregunta de sus ojos?, ¿la salud de un familiar enfermo?, ¿un nuevo contrato editorial? Nada de eso. A esa hora, Independiente perdía a manos de Sarmiento de Junín, por la novena fecha del campeonato de la Primera B Nacional. Y desde el estadio, allá en Buenos Aires, su hijo Francisco le mandaba mensajes para contarle la suerte del equipo de sus amores, el Rojo, el "Rey de copas", ahora venido a menos, dando la lucha en el descenso, a nueve puntos del líder, Defensa y justicia. Al final, Sacheri respiraría tranquilo: dos goles de Facundo Parra les daría la victoria a los de Avellaneda.

¿Un grande como Independiente no pasa más de una temporada en el infierno de la B Nacional?

Si me preguntabas el día del descenso, yo te decía una sola temporada. Pero mi club está tan falto de reflejos para solucionar las catástrofes y se armó tan mal para pelear en la segunda categoría, que ahora no podría asegurarlo. Voy siempre a la cancha y me parece que no conformó un plantel confiable para asegurar el ascenso. Si bien el nuevo técnico, Omar de Felippe, lo ha encaminado muy bien -ha ganado tres partidos y empatado dos-, no sé si con ese solo cambio nos va a alcanzar. Lo veo complicado.

¿El amor a la camiseta permanece intacto en la B o se siente de otra manera?

Yo creo que más. En Argentina pasa, y creo que en otros lugares también, que uno trata a su club como a un familiar muy querido. Si anda muy bien, uno puede hasta dejarlo a solas. Y al contrario, cuando está a la mala es cuando sientes que tienes que estar llamándolo, sacarlo de paseo, acompañarlo. Lo que en el caso del equipo significa ir a la cancha, ponerte la camiseta. Fíjate que cuando nos fuimos al descenso no falté a cancha ni a un solo partido que jugó de local.

Pero ¿se celebra igual un gol ante Racing o River que uno frente a Sarmiento de Junín?

En el momento, lo celebrás de la misma forma. El fútbol tiene algo de instantáneo: mientras estás jugando un partido, ese es el único partido que importa. Después, cuando termina, lo ponés en contexto y decís que no es lo mismo un partido en segunda que uno por la copa. Pero yo creo que uno tiene que festejar lo que le toca, porque cuando uno sufre, sufre como loco. Entonces, si cuando perdemos, en la categoría que sea, sufrimos por igual, ¿por qué cuando ganamos tenemos que analizar la jerarquía del triunfo? De ese  modo, lo único que conseguís es condenarte a la infelicidad.

LA TAREA DE MESSI

Sacheri cobró celebridad una vez que El secreto de sus ojos -la película dirigida por Juan José Campanella, con guión de Sacheri y basada en su novela La pregunta de sus ojos- ganó el Oscar a la Mejor película extranjera, en 2010. No es que antes fuera un desconocido. Ya sumaba tres libros de cuentos de fútbol, pero la masividad llegó de la mano del Oscar.

Con Campanella acaba de reincidir en la película animada Metegol -que en enero del próximo año llega a Chile- escribiendo el guión. Y aunque por un tiempo quiere dejar de lado los guiones para concentrarse en una nueva novela, estuvo en la Universidad Finis Terrae dictando un taller de guiones y lanzando su nueva colección de cuentos de fútbol: La vida que pensamos.

Entre tanta escritura, ¿le queda tiempo para ver fútbol, fuera de los domingos que va a la cancha a ver a Independiente?

Veo mucho fútbol europeo: España, Italia, Inglaterra. Después ves fútbol argentino y te querés morir. Claro, antes sólo veías fútbol argentino y creías que era bueno. También veo los partidos de copa, generalmente, las instancias finales o cuando algún equipo extranjero se cruza con algún argentino.

Y al Barça de Messi, ¿lo sigue?

Hay cierta cosa del Barça que me enamora. No todo, ¿eh? Esas afirmaciones que lo ponen como el mejor equipo de todos los tiempos nunca me han gustado. Me parece un gran equipo y me encanta el respeto que impone en sus rivales, Pero en ocasiones también me cansa. Cuando un equipo tiene una sola forma de jugar, por mucho que te agrade, agota.

¿Qué le falta a Messi para ser Maradona?

Ganar un Mundial con la selección. Si fuese el próximo, tendría el plus de que lo ganaste en territorio

de un clásico rival. Pero lo veo difícil. Argentina tiene grandes jugadores, pero no cuenta con un gran equipo. De mitad de cancha hacia atrás deja mucho que desear.

¿Añora alguna selección argentina?

La del 86 es, sin duda, la mejor Argentina que he visto. Y ahora cuando reviso viejos partidos, me da la misma sensación de infalibilidad que experimenté entonces. Esa sensación que me decía: estos tipos no pueden perder, le van a ganar a cualquiera. Con todo, aquello fue un milagro, porque Argentina no llegó a ese Mundial jugando bien. Pero esos siete partidos fueron uno mejor que otro.

Los detractores siempre dijeron que esa Argentina era Maradona y 10 más, pero que de equipo tenía poco.

Sin duda, fue el mejor mes de Maradona en su vida, pero me parece que también los demás jugaron a un nivel superlativo: (Jorge) Burruchaga, (Jorge) Valdano, (Oscar) Ruggeri, el "Tata" Brown. Para mí, en ese Mundial fue un gran equipo. Cuando Maradona no estaba en el plano de cámara y veías a los otros, ellos también estuvieron soberbios.

LAS FICHAS A BRASIL

¿Quienes clasifican para Brasil 2014?

Están tan pegaditos… Pero bueno, Argentina, Uruguay, Chile, Colombia y Ecuador clasifican, aunque uno de ellos vaya al repechaje con Jordania. ¡Vamos, hombre, con Jordania! Cuando me decías Australia, podía tener una incertidumbre, pero ¡con Jordania! Si no le ganás el repechaje a Jordania no merecés ir a un Mundial.

¿Ha podido ver a Chile?

He visto sólo los compactos, que son engañosos, porque te pasan sólo las mejores jugadas. Pero me gusta mucho cómo se ha vuelto a acomodar con Sampaoli. Ha vuelto a encontrar esa verticalidad y esa confianza que tenía con Bielsa.

¿Hasta dónde llega Argentina en Brasil?

La mía es una respuesta condicionada. Si se sigue defendiendo como se está defendiendo, no pasa de cuartos de final, que es el límite habitual que tiene Argentina en los mundiales. Si, previo al Mundial, Sabella consigue armar un equipo, y cuando digo armar un equipo me refiero específicamente a solucionar esos problemas defensivos, tranquilamente puede estar en esa última semana de semifinales y final. Lo que pasa es que del medio para arriba, Argentina es muy pero muy buena, pero del medio para atrás es muy pero muy mala, un desastre.

¿Piensa que es muy "Messidependiente"?

No tanto. Jugó un amistoso sin Messi y lo ganó muy bien. (Gonzalo) Higuaín, (Angel) Di María y (Sergio) Agüero son grandes jugadores. Obviamente, Messi te suma. Te da un plus. En todo caso, hay que tener algo claro, para intentar ser campeón del mundo, indudablemente tiene que estar Messi, pero no basta con Messi.

Si hoy le dijeran que apueste por quién va a ser el próximo campeón del mundo, ¿a quién le pone las fichas?

Si tengo que apostar, apuesto por Brasil. Siempre Brasil está un escalón por encima de los otros, fundamentalmente, por la abundancia de jugadores. Lo que juega en favor del resto es que a la cancha sólo entran 11, y 11 contra 11, los otros pueden darle pelea. Pero Brasil, jugando de local, salvo que nos vistamos de héroes como lo hizo Uruguay en el 50, debiera quedarse con la copa.