"Yo no voy a delatar aquí a ninguno de los pecadores que pecaron conmigo", dice Eduardo Sacheri en el prólogo de Los dueños del mundo, un conjunto de cuentos que traen al escritor argentino de nuevo a las librerías.
Al igual que en sus libros, Sacheri va de frente en la vida. Profesor de historia y admirador del fútbol, ha escrito aventuras ligadas al balompié en títulos como Esperándolo a Tito (2000) y Lo raro empezó después (2004). Pero fue con su novela La pregunta de sus ojos (2005) llevada al cine por Juan José Campanella (como El secreto de sus ojos), que alcanzó mayor notoriedad cuando ganó el Oscar en 2010 como Mejor película extranjera.
En medio de publicaciones y adaptaciones al cine, Sacheri habló con La Tercera sobre Los dueños del mundo (Alfaguara), su obra más autobiográfica, donde convoca a sus amigos del barrio, héroes de carne y hueso. "Si bien en todos mis libros aparece mi propio horizonte suburbano, vidas como la mía, personas como las que conozco, en general el componente ficticio es muy grande. En este libro, en cambio, ese componente personal está en el centro. Es un ejercicio de memoria, mucho antes que de invención", dice Sacheri y da detalles del origen del volumen. Ocurrió en un verano en la playa cuando con sus hijos reemplazó la habitual lectura nocturna, por un relato oral de anécdotas de su infancia. Fue su mujer la que le sugirió que transformara ese momento familiar en un libro con historias de su niñez. Así, quedaron plasmadas las historias del barrio de Castelar, de casas abandonadas, el fútbol callejero y los infaltables vecinos incapaces de entender las jugarretas infantiles.
"Compartir ese barrio con esos amigos fue esencial, tanto para superar la muerte de mi padre como para edificarme como hombre. Sé que mi apariencia exterior dista mucho de la que tenía entonces. Pero en mi corazón, me siguen importando y haciendo feliz las mismas cosas: la cercanía de mis amores, la risa de mis amigos y que gane Independiente", afirma.
En los relatos de Sacheri se encuentra presente su niñez, por eso desea no dar espacio para nostalgias. "En mi caso, prefiero pensar que ese pasado sigue vivo, transformado, en lo que soy y seré en el futuro", señala.
Este año el trabajo de Sacheri ha estado dedicado al cine. Por un lado, está en vísperas del estreno de la película Metegol (en Chile, se llamaría Taca-Taca), un largometraje de animación en 3D, que lleva varios años de producción, dirigido por Juan José Campanella y que tuvo al escritor de guionista. También está preparando la adaptación al cine de su última novela, Papeles en el viento (2011), con el director Juan Taratuto.