Que los chilenos tengan un bajo conocimiento financiero no es un drama exclusivo de nuestro país. Desde España, el experto principal del Comité Económico y Social de la Unión Europea, Enrique Castelló, pone paños fríos al llamado "analfabetismo financiero" de los jóvenes chilenos, y lo contextualiza en un escenario global similar.

"El nivel de conocimiento de finanzas de la población a nivel mundial es sumamente bajo. Basta ver el informe Pisa de la Ocde, que pone de manifiesto lo alejados que están los jóvenes de 15 años de la realidad económica y financiera. La gran mayoría desconoce lo que es un presupuesto familiar y, son incapaces de interpretar una factura", plantea Castelló, quien participará este 6 de octubre del Seminario Internacional "El futuro comienza en el aula: Educación financiera para la vida", que organizan Banco Santander y el Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica.

Actualmente, Chile ocupa el segundo lugar a nivel latinoamericano (tras Uruguay), en el ranking de alfabetización financiera de Standard & Poor's, pero, al mismo tiempo, se ubica en el lugar 20 de 25 entre los países de la Ocde en educación financiera. Esto, evidenciando que sólo el 41% de los chilenos puede definirse como "alfabetizado financieramente", lo que está por sobre la media mundial (37%) pero bajo el estandar de la Ocde (53%).

Con todo, Castelló opina que "esto hay que verlo con cautela". "Chile considera la educación financiera como un modulo dentro de la rama de matemáticas o ciencias sociales, con un 60%, lo que no está mal para empezar", destaca.

"Hay que ver el vaso medio lleno. Lo que ocurre es que hay mucho camino por delante y hay que poner muchos medios, muy buena voluntad y mejorar el nivel de la cultura financiera porque esto, además, permite estar en una mejor posición frente a otros países de América Latina, ante los retos que se avecinan en globalización y digitalización, en un entorno financiero cada vez más complejo e incierto", afirma.

Tareas pendientes

Reducir los riesgos de exclusión financiera, alentando a los consumidores a planificar y ahorrar, así como a evitar flagelos como el sobreendeudamiento, son parte de los retos que permite enfrentar mejor una buena calificación financiera, dice Castelló. "Una persona no debe consumir lo que desea, sino lo que necesita. En ese sentido, la crisis internacional de 2008 puso de relieve que una de las fallas fue precisamente el excesivo endeudamiento de las personas. Por eso es importante conocer el manejo del dinero", sostiene el experto de la Unión Europea.

A juicio de Castelló, un aspecto positivo es el foco de los programas chilenos, puesto en los jóvenes, el que califica como un avance significativo. Esto, ya que se alinea con lo que están haciendo los países más avanzados en educación financiera, como Reino Unido, Holanda, Finlandia, donde las temáticas financieras ya forman parte de los planes escolares obligatorios. "Hay que hacer posible, en acuerdo con el Ministerio de Educación, que la temática financiera sea obligatoria. Así fortalecemos la educación de los jóvenes, sus competencias y los valores asociados al dinero, como la prudencia, responsabilidad y el ahorro (...) Luego entra en juego la entidad financiera, porque la actividad bancaria redunda en ahorradores más conscientes y deudores más responsables. Hay que unir la misión financiera con la misión social", puntualiza.

Desafío: evaluación global

Según Castelló, uno de los temas pendientes es la generación de programas de seguimiento y evaluación de la Educación Financiera, de carácter internacional, que permitan comprar los resultados entre países y en el tiempo, algo tan escaso como el conocimiento por parte de los ciudadanos, de los recursos formativos de las instituciones que están comprometidas en la vanguardia de la educación financiera. "Hoy no existe homogeneidad en cuanto a las cifras", dice, y un ejemplo es que en el informe Pisa "ni están todos los que son, ni son todos los que están", ya se excluyen casos de éxito como Reino Unido y Holanda, consigna el experto.

Además de esto hay otros temas clave: contar con centros de alfabetización financiera que formen profesores, videos de sensibilización, programas específicos de economía familiar, y -sobre todo-, una amplia difusión. "Lo que no se comunica, no se conoce y aquí hay que concientizar y sensibilizar a las personas de la importancia de la educación financiera", afirma.