El noruego Edvald Boasson Hagen (Dimension Data), merced a un tremendo ataque a 2.000 metros de meta, se regaló la etapa maratón del Tour de Francia disputada a través de 222,5 kilómetros entre Embrun y Salon-De-Provence, jornada de transición antes de la crono final, a la que Chris Froome llegará dispuesto a rubricar su cuarto título.

Boasson Hagen, de 30 años y 9 veces campeón noruego contrarreloj, por fin alzó los brazos. Fue dos veces segundo y otras dos tercero, pero en el penúltimo intento para los esprinters aprovechó para imponerse en solitario tras una ataque a 2 kilómetros de meta que dejó plantados a sus 8 compañeros de fuga.

El ciclista nórdico, implacable una vez que abrió hueco, superó por 5 segundos al alemán Nikias Arndt (Sunweb) y en 17 al belga Jens Keukeleire (Orica), dando tiempo a De Gendt, Chavanel, Albasini y el italiano Bennati, quien buscó sin suerte la primera victoria para el Movistar.

Sin prisa, con pausa, en jornada calurosa y eterna, llegaron a 12 minutos los hombres de la general con el Sky al frente. Después de los Alpes y antes de que el reloj de Marsella designe a los componentes del podio, hubo tregua. Froome se presentará a la prueba individual con 23 segundos sobre el francés Romain Bardet y 29 respecto al colombiano Rigoberto Urán.

Será el último examen para Froome, que salvo imprevisto en forma de caída se alzará al segundo escalón de la historia con 4 Tour de Francia, peldaño que nadie ocupa.

Por lo tanto, con todo el mundo pensando en la crono de 22 kilómetros de Marsella, el debate se centra en la lucha por el segundo peldaño del podio, que ocupa Bardet 6 segundos delante de Urán, y por el cuarto puesto que Landa ocupa con 19 sobre Fabio Aru.

El maratón de etapa invitaba a la fuga. Tres puertos de tercera no fueron obstáculo para que después de múltiples intentos se marcharan a la aventura 20 corredores. Un proyecto serio con nombres destacados como Boasson Hagen, Bakelants (AG2R), Bennati (Movistar), Mollema (Trek), Brambilla (Quick Step), Kiserlovski (Katusha), De Gendt, Gallopin (Lotto-Soudal), Arndt (Sunweb), Calmejane o Chavanel.

Dejó hacer el Sky, ya que el mejor clasificado era Mollema, el vencedor en Puy-en-Velay, vigésimo a 47,03 de Chris Froome. Pero tampoco quiso la escuadra del líder hacer peligrar su primer puesto por equipos, a así que se marcaron el tope de 12 minutos de retraso, que fue lo que se marcó en meta.

De los 20 valientes iniciales quedaron 9 para disputarse la victoria en Salon En Provence, ciudad que recibía el Tour por primera vez, famosa por sus jabones artesanales de "Marsella" y que alberga las Escuelas de los Oficiales del Ejército del Aire desde el año 1937 y la sede de la Patrulla Acrobática.

La patrulla ciclista se movió con el belga Keukeleire, quien trató de celebrar con una victoria el día de la fiesta nacional de su país, pero había mucho nivel entre sus enemigos. Si algo tenían claro la mayoría es que llegar al esprint con Boasson Hagen era derrota segura.

Asó lo entendieron los franceses Chavanel, un ilustre veterano, y Gesbert, el benjamín del Tour, pero fueron reducidos de inmediato. Lo intentó Bennati en nombre del deprimido Movistar, pero el gigante italiano tomó la rotonda por la parte más larga. Así que atacó el propio Boasson.

Y se acabó la etapa. El nórdico, también 3 veces campeón de su país en ruta, salió como un cohete a 2.000 metros de la pancarta de meta. Picado además en su orgullo desde que perdió por 6 milímetros ante Kittel la séptima etapa. Rodó a más de 70 por hora. Y firmó sin respuesta su tercera etapa en el Tour de Francia. Voló, sin acrobacias, para no irse de vacío. Premio a la insistencia.

Este sábado se disputa la vigésima etapa en la modalidad de contrarreloj individual con un recorrido de 22,5 kilómetros en Marsella. La foto del podio será la definitiva en París.