Corea del Norte provocó alarma mundial el 4 de julio pasado, justo el Día de la Independencia de EE.UU., cuando probó su primer misil balístico intercontinental, que según expertos podría llegar hasta Alaska. Y hoy volvió a hacerlo, con un inusual ensayo nocturno de un misil similar que terminó cayendo en el mar del Japón. La prueba encendió las tensiones, al punto que EE.UU. y Corea del Sur analizaban una "respuesta militar" contra Pyongyang.
La nueva "provocación" del régimen de Kim Jong Un era esperada por la Inteligencia de EE.UU. para el 27 de julio, el día del 64° aniversario del Armisticio de la Guerra de Corea. Al final, ocurrió al terminar ese día.
El Comando Mayor Conjunto de Corea del Sur, en estado de alerta durante varios días, dijo que la prueba, es la número 14 del año y que se produjo poco después de las 23.40 horas, "muy cerca de Mupyong Ri, en la provincia norteña Jagang".
También señaló que se trató de un cohete con un recorrido de más de 1.000 kilómetros. El vocero del gobierno japonés, Yoshihide Suga, informó que el misil cayó en la zona económica exclusiva de Japón en el Mar de Este, después de un vuelo de 45 minutos. Seúl sugirió que el misil era "más avanzado" que el lanzado el 4 de julio, el cual Kim Jong Un lo describió entonces como un regalo para los "bastardos estadounidenses".
En Seúl y Tokio, los gobiernos convocaron a reuniones de sus consejos de seguridad nacional. Francia, en tanto, pidió "adoptar rápidamente sanciones adicionales y fuertes" por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Además, el general Joe Dunford, jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., y el almirante Harry Harris, responsable del mando estadounidense en el Pacífico, "analizaron diversas opciones de respuesta militar" junto con el general Lee Sun Jin, jefe del Estado Mayor Conjunto surcoreano.