Un incendio que se extendió el miércoles en unas 303,5 hectáreas (750 acres) al noreste de Los Angeles contaminaba el aire que respiran millones de habitantes del sur de California.

Las llamas ardían lejos de los suburbios, en la zona de las montañas de San Gabriel, y ninguna casa había resultado afectada.

La calidad del aire fue considerada como nociva para la salud en muchas áreas y las autoridades regionales instaron a las personas a evitar ejercitarse de manera vigorosa tanto al aire libre como bajo techo.

A las escuelas se les solicitó la suspensión de las actividades deportivas y de educación física, informó el doctor Jonathan Fielding, director de salud pública de Los Angeles.

El humo no se disipaba debido a la ausencia de brisas marinas, informó Sam Atwood, vocero de la Oficina para el Control de la Calidad del Aire en el Distrito de la Costa Sur.

El incendio, que comenzó el martes cerca de la Presa Morris en el Cañón de San Gabriel, estaba contenido en sólo el 10% en momentos en que las temperaturas se ubicaban cerca de los 40 grados Celsius, informó Chris Rush, del servicio forestal.

"El incendio está haciendo prácticamente lo que quiere. Está ardiendo libremente", explicó el capitán Jim Wilkins, vocero del Servicio Forestal de Estados Unidos.

Ocho aviones cisterna y nueve helicópteros derramaban agua y sustancias químicas retardantes de fuego mientras centenares de bomberos batallaban para contener llamas que avanzaban entre las escarpadas montañas rocosas, donde los arbustos no habían ardido en al menos 25 años y se encontraban totalmente secos.

Hasta ahora no se ha informado de víctimas ni de daños a casas, según indicaron las autoridades. Sin embargo, la tarde del miércoles fue ordenada una evacuación forzosa para el Campamento Williams, un centro de acampado de vehículos recreativos en uno de los tributarios del río San Gabriel.