Estados Unidos evaluaba el jueves la situación de los civiles refugiados en una montaña del norte de Irak, menos de  los que se esperaban, tras bombardear posiciones de los yihadistas del Estado Islámico (EI) para frenar su avance.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ONU) había calculado que decenas de miles de civiles, muchos de ellos de la minoría yazidí, estaban atrapados en las montañas Sinjar rodeados por insurgentes del EI, que controla amplias zonas de Irak y Siria.

Pero, según una primera evaluación realizada por unos 20 soldados estadounidenses, la situación de los civiles atrapados en las montañas es mejor  de lo que se temía, lo que hace "mucho menos probable" una misión de evacuación, indicó el Pentágono.

"El equipo ha evaluado que hay muchos menos yazidíes en las montañas Sinjar  de lo que se temía previamente, en parte por el éxito del lanzamiento de ayuda  humanitaria, los ataques aéreos contra objetivos (del EI), los esfuerzos (de  las fuerzas kurdas) y la habilidad de miles de yazidíes para huir de las  montañas cada noche durante los últimos días", explicó el secretario de prensa  del Pentágono, el almirante John Kirby.

"Los yazidíes que siguen allí están en mejores condiciones de lo que se  creía, y siguen teniendo acceso a la comida y el agua que les lanzamos".

Los helicópteros iraquíes y las fuerzas kurdas han intentado acceder a los  atrapados, mientras Washington y sus aliados estudian formas para sacarlos de  allí.

'DE HAMBRE EN HAMBRE'

Ante la alerta internacional por la situación de los yazidíes, la ONU  declaró el nivel 3 de emergencia en Irak, lo que permitiría acelerar la  respuesta, y varios gobiernos occidentales anunciaron el envío de ayuda.

El último de ellos fue Australia, cuyo primer ministro, Tony Abbott, dijo  este jueves que habían realizado el primer lanzamiento de ayuda.

Tanto Estados Unidos como Francia dijeron también que enviarían armas a los  kurdos para ayudarles a combatir a los yihadistas. 

Además de la ayuda, Estados Unidos lleva a cabo una serie de ataques aéreos  desde el pasado viernes, pero un despliegue militar en las propias montañas  elevaría su participación a un nivel superior.

Miles de personas llegaron a campamentos instalados en la región autónoma  iraquí del Kurdistán, después de haber escapado de las montañas Sinjar a través  de la vecina Siria.

Turquía ha acogido a unos 2.000 yazidíes y la mayoría se encuentran en un  campamento erigido en la ciudad de Silopi (sureste) cercana a la frontera  iraquí, constató un fotógrafo de la AFP.

Pero algunos, entre ellos los más débiles, siguen atrapados, explicó Mahmud Bakr, de 45 años.

"Mi padre, Jalaf, tiene 70 años y no puede hacer esta travesía", dijo a la  AFP al volver a entrar en Irak.

Para quienes consiguieron huir del asedio de los yihadistas, el alivio de  llegar a los campamentos se vio enturbiado por las duras condiciones de los  campamentos rápidamente erigidos por las autoridades kurdas para darles cobijo.

"Estuvimos asediados durante 10 días en la montaña. Todo el mundo habla de  nosotros, pero no recibimos ninguna ayuda real", dijo Jodr Husein. "Fuimos del  hambre en Sinjar al hambre en este campamento".

AYATOLÁ AL SISTANI SE OPONE A MALIKI

Entre tanto, Washington urgió al nuevo primer ministro iraquí, Haidar al  Abadi, a que forme un nuevo gobierno de unidad nacional. Irán, tradicional  aliado del jefe del gobierno saliente, Nuri al Maliki, mostró su apoyo al  candidato aceptado por el presidente iraquí, Fuad Masum. 

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas también respaldó el nombramiento  de Al Abadi, que consideró "un importante avance en la formación de un gobierno  inclusivo".

Y la oficina del gran ayatolá Alí al Sistani publicó una carta fechada en  julio del clérigo supremo chiita, muy influyente en esta comunidad, en la que  solicitaba que Al Maliki fuera sustituido pronto.

Pero el primer ministro saliente, Nuri al Maliki, desafió la creciente  presión internacional y dijo que no dejará el poder sin una decisión judicial.