Estados Unidos cuenta con 47,4 millones de pobres, siete millones más de lo anunciado en septiembre por la Oficina del Censo, que ha revisado algunas de las variables de sus estadísticas como el incremento de los costes médicos.

El pasado mes el Censo publicó un informe en el que indicaba que en 2008 cerca de 39,8 millones de personas vivían en situación de pobreza en EEUU, el 13,2% del total de la población frente al 12,5% registrado el año anterior.

La Oficina del Censo señaló que este incremento de la pobreza, debido a los estragos causados por la crisis económica y la recesión, fue el mayor registrado desde 1997.

Sin embargo, tras la revisión, los nuevos datos muestran que el nivel de pobreza es aún peor de lo que se creía.

La discordancia de cifras se ha producido por la diferencia entre las fórmulas para el cálculo de la tasa de pobreza de la Oficina del Censo y de la Academia Nacional de Ciencias (NAS). Finalmente la tasa de pobreza llegó al 15,8% de la población, es decir, casi uno de cada seis estadounidenses.

El informe, que refleja las condiciones sociales de una población de más de 300 millones, no había tenido en cuenta algunas variables como el aumento del coste de la atención médica, el transporte, el cuidado de niños o las diferencias geográficas para calcular el coste de la vida.

Tampoco consideró las ayudas no económicas del Gobierno en el cálculo de los ingresos familiares, con lo que el Censo pudo haber pasado por alto a millones de personas pobres, muchos de ellos mayores de 65 años, los más afectados por el incremento de los servicios médicos.

La fórmula revisada del NAS indica que casi 7,1 millones de los estadounidenses mayores de 65 años, el 18,7%, están en condiciones de pobreza, frente a los 3,7 millones que se habían reportado, debido al aumento de los costes del seguro médico Medicare y una menor cobertura en la prescripción de medicamentos.

La pobreza infantil, sin embargo, bajó del 19% indicado inicialmente al 17%, por las ayudas no monetarias que reciben las madres solteras y sus hijos, como los cupones de comida.

Las tasas de pobreza finalmente quedaron en un 29% para los hispanos, en el 17% para los asiáticos y en el 11% para los blancos no hispanos, mientras que para los afroamericanos el nivel se mantuvo en el 24,7%, debido que las ayudas no monetarias amortiguaron el impacto.

Geográficamente, la pobreza aumentó en el noreste y el oeste del país, ya que es estas partes del país se encuentran ciudades como Nueva York y Boston, en la costa este, o Los Ángeles y San Francisco, en la oeste, con los costes de vida más altos de EEUU.