La Casa Blanca criticó duramente a Israel el martes después que las autoridades de Jerusalén decidieron seguir adelante con la construcción de 900 unidades habitacionales en un vecindario judío del este de la ciudad.

Los palestinos han reclamado ese sector como la capital de su estado futuro.

Uno de los principales objetivos de política exterior del presidente Barack Obama es la reanudación de las conversaciones de paz entre Israel y los palestinos. Para tal efecto, ha exigido a Israel que deje de construir nuevos asentamientos y deje de ampliar los existentes en Cisjordania, un territorio que los palestinos quieren para establecer un estado independiente.

Israel insiste en que el sector oriental de Jerusalén jamás será entregado a mandato árabe, y que el resto de la ciudad permanecerá como la capital del estado judío. En la Guerra de los Seis Días de 1967, los israelíes le arrebataron a Jordania el control del este de Jerusalén y se lo anexaron.

Las tres grandes religiones monoteístas del mundo, el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, consideran sagrada a la ciudad.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ha ofrecido frenar las construcciones de asentamientos en Cisjordania, pero se ha negado a renunciar a su demanda por Jerusalén, al señalar que el estatus de la ciudad no está abierto a la negociación.

Al criticar el plan de vivienda de Israel, el vocero de Obama, Robert Gibbs, dijo que "estamos consternados". El funcionario indicó que los israelíes "están dificultando que nuestros esfuerzos (en el proceso de paz) tengan éxito".

La oficina de Netanyahu respondió de inmediato al indicar que el barrio en cuestión, Gilo, "es parte integral de Jerusalén... Se ha construido en Gilo sin interrupción durante décadas, y no hay nada nuevo en la planeación y construcción vigentes".

Los palestinos, que predeciblemente se encuentran furiosos por los proyectos de vivienda israelíes, dijeron que esta medida es un rechazo a los esfuerzos de paz de Obama.

"Este es un mensaje para el presidente Obama de que a Israel no le importa la posición de Estados Unidos", dijo Nabil Abu Rdeneh, el vocero del presidente palestino Mahmud Abbas.

"Debería de haber una verdadera presión de los estadounidenses sobre los israelíes para que detengan todas estas acciones. Este tipo de actos demuestran que Israel no desea la paz y no quiere reanimar el proceso de paz, y realmente pone en riesgo los intereses de Estados Unidos", agregó el vocero.