La decisión de un gran jurado de Estados Unidos de no imputar al policía que mató al joven negro Michael Brown desató inmediatamente violentos disturbios en Ferguson (Misuri), mientras las grandes ciudades del país se solidarizan con protestas pacíficas.

Vehículos incendiados, destrozos en ventanas y vehículos, saqueos y disparos se tomaron la avenida West Florissant de Ferguson, tras anunciarse el fallo.

Los manifestantes denunciaron el uso de gases lacrimógenos por parte de los agentes pero la Policía del condado de San Luis aseguró en su cuenta de Twitter que sólo usa "humo" para dispersar las protestas.

El área de Ferguson, en San Luis, está bajo máxima alerta, con el FBI y la Guardia Nacional preparados para intervenir si las protestas convocadas para esta noche derivan en fuertes disturbios como los que vivió esta pequeña localidad tras la muerte de Brown el 9 de agosto.

Por el momento ya se han registrado enfrentamientos entre los agentes y los manifestantes, con destrozos en los negocios y vehículos de la zona. 

La familia del joven expresó "su profunda decepción" tras conocer el fallo pero pidió a los manifestantes que eviten los altercados: "responder a la violencia con violencia no es la respuesta", señalaron en un comunicado.

El presidente del Gobierno, Barack Obama, recordó el deseo de los familiares del joven en un discurso no previsto desde la Casa Blanca en el que llamó a la calma y pidió "contención" a manifestantes y agentes.

"En los próximos días -los agentes- tendrán que trabajar con la comunidad, no contra la comunidad, y distinguir al reducido núcleo de personas que quizás usen la decisión del gran jurado como una excusa para la violencia", señaló.

Las protestas trascienden Ferguson y se extienden a Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Washington DC, Oakland y otras grandes ciudades del país. 

La indignación se ha desatado tras conocer que, Darren Wilson, el policía blanco que mató a Brown, seguirá libre y sin cargos al concluir un gran jurado que no hay pruebas suficientes para imputarlo.

Tras escuchar la versión de 60 testigos, el gran jurado decidió que no existe "causa probable" para imputar al agente, que el 9 de agosto disparó en repetidas ocasiones al joven de 18 años, desarmado, en circunstancias por esclarecer.