El secretario de Justicia de Estados Unidos, Eric Holder, anunció ayer que su departamento lanzará en los próximos días nuevas directrices para evitar la discriminación racial por parte de las fuerzas de seguridad tras la muerte del joven negro Michael Brown a manos de un agente blanco en Ferguson.
"Las nuevas directrices incorporarán nuevos estándares rigurosos y salvaguardas sólidas para ayudar a acabar con el perfil racial de una vez por todas", explicó Holder en un encuentro con líderes religiosos y comunitarios en la iglesia baptista Ebenezer de Atlanta (Georgia).
Holder, el primer afroamericano al frente de la secretaría de Justicia, tuvo un papel clave en la pacificación de las protestas de agosto tras la muerte de Brown y no ha dudado en pronunciarse con contundencia sobre las tensiones raciales en el país.
Ahora, tras la nueva ola de disturbios que desató el fallo judicial del caso Brown hace una semana, Holder se dispone a viajar por todo el país para mantener encuentros comunitarios como el de hoy en Atlanta.
"Estamos hablando de preocupaciones que son nacionales y que amenazan a toda la nación", dijo el fiscal general ante una numerosa audiencia que hace más de medio siglo escuchó en ese mismo edificio al reverendo y líder de la lucha por los derechos civiles Martin Luther King.
"Sin un entendimiento mutuo entre los ciudadanos -cuyos derechos deben ser respetados- y las fuerzas de seguridad -que hacen enormes sacrificios personales cada día para garantizar la seguridad pública- no habrá un progreso significativo", esgrimió Holder.
"Nuestros agentes no pueden ser percibidos como una fuerza de ocupación desconectada de las comunidades a las que sirven. Los lazos que se han roto deben ser restaurados y los que nunca han existido, construidos", añadió.
Holder, que condenó la violencia de algunos manifestantes en Ferguson, reaccionó hoy con tranquilidad cuando un grupo de personas interrumpió su discurso: "es una expresión de preocupación, es a través de la perseverancia de los que protestan pacíficamente como llegará el cambio".
"Quién habría imaginado 50 años atrás que un hombre negro podría servir como fiscal general de Estados Unidos, trabajando para un presidente negro", subrayó.
Holder recibió una gran ovación al recordar que la doble investigación independiente de su departamento sobre el caso de Michael Brown sigue en marcha.
La investigación federal trata de determinar si hubo una violación de los derechos civiles en el caso de Brown, y, por otro lado, si la policía local de Ferguson mantiene prácticas discriminatorias.
El presidente Barack Obama anunció poco antes del discurso de Holder una serie de medidas para combatir la "creciente desconfianza" entre los departamentos de policía locales y las comunidades, especialmente las minorías, algo que consideró "un problema nacional", y no limitado a Ferguson (Missouri).
Obama anunció que pedirá al Congreso invertir 263 millones de dólares a lo largo de tres años para varias medidas relacionadas con las policías locales, incluidos 75 millones para conseguir que unos 50.000 agentes más lleven cámaras incorporadas a su uniforme o su cuerpo, con el fin de grabar sus interacciones con civiles.
Las protestas volvieron a esa localidad cercana a San Luis (Missouri) hace una semana, cuando se conoció que el agente Darren Wilson seguirá libre y sin cargos después de que un gran jurado concluyera que no existen pruebas suficientes para su imputación.
Wilson, blanco y de 28 años, mató con varios disparos a Brown, negro y de 18, el 9 de agosto cuando el adolescente iba desarmado y en circunstancias aún por esclarecer.
Este caso provocó entonces una ola de disturbios raciales que se saldaron con saqueos y destrozos, una violencia que volvió a esta pequeña ciudad de poco más de 20.000 habitantes tras conocerse el fallo y se extendieron la semana pasada a 170 ciudades de todo el país.