La Casa Blanca dijo la noche del viernes que se plantea actuar en Siria contra los yihadistas del Estado Islámico, si se constatan amenazas contra los intereses de Estados Unidos.
El Pentágono ha advertido de los problemas que plantean los yihadistas del Estado Islámico, y ha dicho que para afrontar con eficacia al grupo habrá que luchar contra él en Siria, y no sólo en Irak, donde desde el 8 de agosto está en curso una campaña aérea.
El viernes por la noche, la Casa Blanca dijo que podría ser necesario efectuar bombardeos aéreos también en Siria. El viceconsejero nacional de seguridad, Ben Rhodes, coincidió con el Pentágono en que "cualquier estrategia contra el EI tiene que llevarse a cabo a ambos lados de la frontera, en Irak y en Siria".
"Si vemos que se está conspirando contra norteamericanos o vemos una amenaza a Estados Unidos procedente de cualquier lugar, estamos dispuestos a actuar contra esa amenaza", dijo Rhodes.
"Hemos dicho claramente en varias ocasiones que si uno va a por los norteamericanos, iremos a por él esté donde esté, y eso es lo que va a guiar nuestra acción en los próximos días", advirtió Rhodes.
El diario The Washington Post recordó que apelar a la autorización del Congreso para extender las operaciones en Siria de esa naturaleza sería comparable a la concedida en contra de los talibanes en 2001 y aquella de la "caza" de Saddam Hussein en 2002.
El aval del Legislativo "daría cobertura legal interna al uso potencial de la fuerza sin restricciones contra extremistas islámicos tanto en Irak como en Siria", desgranó el diario, generalmente bien informado sobre temas de la Casa Blanca.
Washington sigue con extrema preocupación la situación en Irak y en Siria, donde los milicianos de Estado Islámico continúan extendiendo su poder.
Obama y sus asesores saben que, para derrotar a esos milicianos astutos y con cuadros muy bien formados en ámbitos Occidentales es necesario combatirlos también en Siria, lo que puede implica hasta colaborar con el líder sirio Bashar al Assad. Toda una contradicción.
Un oficial del ejército dijo al Wall Street Journal que los ataques a objetivos de alto nivel, como líderes del grupo yihadista, pueden organizarse tanto en una hora como en una semana.
El grupo yihadista proclamó a finales de junio un "califato" en los territorios bajo su control en Irak y Siria.
El 8 de agosto, Washington lanzó una campaña aérea contra el Estado Islámico para ayudar a las fuerzas iraquíes y kurdas que luchan en su contra.
Si Estados Unidos se decide a intervenir en Siria, marcaría un giro respecto a la cautela observada de momento frente a la guerra civil que se desarrolla en ese país desde 2011.