Estados Unidos, Francia y Reino Unido anunciaron hoy que cierran temporalmente sus embajada en la capital de Yemen, Saná, y pidieron a sus ciudadanos que abandonen el país debido a la complicada situación de seguridad.
El viernes pasado, los rebeldes chiitas hutíes forzaron la salida del presidente de transición, Abed Rabbo Mansur Hadi, y disolvieron el Parlamento. En días recientes numerosos opositores de la mayoría sunita salieron a las calles para protestar contra la toma de poder. También se teme un aumento de los ataques de la red Al Qaeda, muy activa en Yemen.
El primer comunicado llegó desde Washington, donde la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, indicó que el país suspende las operaciones de su embajada y traslada a su personal temporalmente fuera de la capital. En cuanto la situación se estabilice se analizarán las opciones para volver a funcionar con normalidad.
"Recientes acciones unilaterales interrumpieron el proceso de transición político en Yemen, creando un riesgo de nueva violencia que amenaza a los yemeníes y a la comunidad diplomática", indica el comunicado.
Por su parte, el secretario de Estado británico para asuntos de Cercano Oriente, Tobias Elwood, anunció que la embajada de su país ha sido evacuada y que el embajador abandonó el país esta mañana. El país seguirá trabajando "para ayudar a Yemen a conseguir una transición política legítima y transparente en la que todos los yemenitas estén representados", indicó.
A su vez, la embajada francesa en Yemen anunció que cerrará por tiempo indeterminado a partir de hoy. En un comunicado en su web, la legación pide a todos los franceses que abandonen el país lo antes posible, "por los recientes sucesos políticos y por motivos de seguridad".
Los hutíes pertenecen a la secta chiita de los zaidíes, cuyos imanes gobernaron el norte de Yemen hasta 1962. Desde entonces han protagonizado varias revueltas contra los gobiernos sunitas en Saná. Sus milicias armadas han tomado el control en las calles en numerosas regiones del país.
El líder de los hutíes, Abdel Malak al Huthi, argumenta la toma del poder con la intención de evitar que Al Qaeda gane aún más terreno. También Washington considera a la rama yemenita de la red terrorista como especialmente peligrosa y la combate con drones sobre el terreno.
La crisis amenaza con convertirse en un conflicto regional, después de que el Consejo de Cooperación del Golfo -formado por Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Qatar, Kuwait y Omán- calificaran la toma de poder de los hutíes como un golpe y anunciaran "todas las medidas necesarias" para defender sus intereses.
Estados Unidos y Arabia Saudita apoyaban al destituido presidente Hadi y acusan a Irán, de mayoría chiita, de apoyar a los hutíes, algo que desmienten los propios rebeldes.