Casi 4.000 marines estadounidenses y unas 650 fuerzas de seguridad afganas iniciaron hoy una "gran" ofensiva para arrebatar a los talibanes sus principales bastiones en Helmand, provincia sureña donde se cultivan dos tercios de la producción nacional de opio, capital fuente de financiación de la insurgencia.

La 'Operación Khanjar' (Golpe de Espada) está diseñada para garantizar la seguridad en la conflictiva Helmand de cara a los comicios presidenciales afganos, previstos para el 20 de agosto, según explicó en un comunicado el mando militar estadounidense.

"Lo que diferencia a la Operación Khanjar de otras anteriores es la gran cantidad de fuerzas incluidas y la velocidad" con la que se ejecutará, dijo el general de brigada Larry Nicholson</strong>.

Las tropas estadounidenses conquistarán estos bastiones y los mantendrán hasta que se pueden transferir "todas las responsabilidades de seguridad a las fuerzas afganas", detalló Nicholson.

La ofensiva cuenta con el apoyo de la aviación extranjera usada de forma muy habitual para golpear a los talibanes y los efectivos afganos provienen del Ejército y la Policía nacionales.

El Ministerio afgano de Defensa confirmó que la operación se inició a las 05.00 horas locales de hoy (20.30 horas de Chile) y explicó que el esfuerzo conjunto consistirá en "recuperar" los distritos de Garmsir, Khanishin y Nawa, que actualmente "no están bajo control del Gobierno".

"La ofensiva durará hasta que se recuperen estos distritos", anunció Defensa en un comunicado.

"La operación en Nawa será muy efectiva", vaticinó por su lado el gobernador de Helmand, Gulab Mangal, citado en el comunicado de EEUU.

De forma paralela, las tropas británicas, encuadradas en la OTAN, desarrollan desde el pasado 19 de junio una operación con su epicentro en Balbaji, un distrito situado al norte de la capital de Helmand, Lashkar Gah.

La Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo mando de la OTAN, describió esta ofensiva, en la que participan unos 500 soldados, como "una de las mayores operaciones aéreas de los tiempos modernos".

Aunque por el momento la OTAN no ha informado del número concreto de bajas entre la insurgencia, Defensa aseguró hace nueve días que 25 talibanes perdieron la vida durante los primeros compases de la llamada 'Operación Garra de Pantera'.

Además, el Ejército paquistaní ha enviado contingentes a la zona limítrofe entre Helmand y la provincia paquistaní de Baluchistán, según confirmó a Efe el portavoz de las Fuerzas Armadas, Athar Abbas.

Las tropas internacionales buscan así asfixiar a los talibanes a lo largo del río Helmand, que cruza esta gran provincia y es fundamental para la irrigación de los campos.

Según datos de la ONU de 2008, en Helmand se hallan 103.000 hectáreas de campos de cultivo de opio, dos tercios del total del país.

Una Helmand independiente sería el mayor productor mundial de opio, la principal fuente de financiación de la insurgencia, de acuerdo con la ONU.

Las otras plazas fuertes de la insurgencia se hallan en la vecina Kandahar y en las pequeñas provincias orientales, donde además cobran protagonismo grupos armados ligados a Pakistán como la red integrista Haqqani.

La violenta invasión norteamericana de octubre de 2001 buscó barrer de muchas de estas zonas a los talibanes, algunos de los cuales buscaron refugio en las limítrofes áreas tribales paquistaníes.

Expertos militares coinciden en que el alivio de la presión estadounidense motivada en parte por el traslado de tropas de elite a la guerra de Irak, que se inició en 2003 fue un factor que ayudó a los talibanes a recuperar algunos de sus bastiones.

En 2006, los británicos dieron un paso adelante al aceptar llevar el peso de la lucha contra los integristas en Helmand, algo que descargó a las tropas estadounidenses, las más activas en ofensivas contra los insurgentes en Kandahar y el este afgano.

El despliegue británico coincidió con una ola de violencia talibán en el sur del país.

El presidente de EEUU, Barack Obama, que en marzo trazó las líneas maestras de su plan para Pakistán y Afganistán, ha buscado el apoyo de la OTAN para reforzar la presencia militar internacional en Afganistán.

Con la mirada puesta en los comicios de agosto, la OTAN y el Pentágono han empezado a desplegar miles de nuevos soldados para garantizar la seguridad de los ciudadanos.