Washington está dispuesto a buscar "áreas de potencial cooperación" en la lucha contra las drogas con Bolivia y Venezuela, afirmó hoy el nuevo "zar antidrogas" del gobierno norteamericano, Gil Kerlikowske, quien admitió que también Estados Unidos tiene que asumir su "responsabilidad" en la materia.

Pese a que las relaciones estadounidenses con Bolivia y Venezuela no pasan por su mejor momento, Kerlikowske identificó como "áreas de potencial cooperación" bilateral la lucha contra la producción ilegal de drogas y las organizaciones criminales que dirigen el narcotráfico, así como los daños que produce su consumo.

El director de la Oficina de la Casa Blanca sobre Política Nacional de Control de Drogas hizo estas declaraciones durante la inauguración de la XIII Conferencia Anual de la Corporación Andina de Fomento (CAF) en Washington.

"Nos gustaría escuchar de (el Presidente venezolano) Chávez dónde podemos colaborar",
aseveró Kerlikowske, para quien la mayor dificultad en esta materia reside sin embargo en Bolivia, tras la decisión de su Presidente, Evo Morales, de expulsar a la agencia antidrogas estadounidense DEA y a su embajador del país.

"La expulsión de la DEA y de nuestro embajador han complicado las cosas, pero si (Morales) está dispuesto a cooperar, nosotros también",
aseguró Kerlikowske.

Con todo, identificó como uno de los principales problemas la negativa del Mandatario boliviano a reducir la producción de coca.

"El mantra de Morales es decir sí a la coca y no a la cocaína, nos gustaría trabajar con él para reducir la cantidad de cocaína en Bolivia, aunque no estamos de acuerdo con que permitir la producción de más coca sea compatible con ese objetivo", señaló el "zar antidrogas" estadounidense.

Al respecto, el ex Presidente boliviano Carlos Mesa, otro de los oradores en la Conferencia de la CAF, consideró difícil el restablecimiento pleno de la relación directa La Paz-Washington previa al conflicto diplomático y apostó por una tercera vía, la cooperación a través de un tercer país que propuso sea Brasil, debido a la afectación directa que el narcotráfico está teniendo en su territorio.

Según Mesa, "no va a ser fácil" restablecer las relaciones diplomáticas ya que, indicó, si bien el gobierno Obama tiene una visión "ligeramente más activa para entender su responsabilidad" en el conflicto, en el fondo "no hay un cambio radical de posición", mientras que Bolivia "ha marcado claramente que no quiere a la DEA y que cualquier relación con Estados Unidos no pasa por la DEA".

En este sentido, recordó que mientras Caracas y Washington ya han repuesto a sus embajadores, La Paz no ha dado aún ese paso.

"Creo que terminaremos con una relación recuperada, pero será complicada, dura y sobre todo difícil por el tema droga",
declaró a periodistas.

A pesar de ello, a su juicio, Estados Unidos acabará reanudando las relaciones "sobre la hipótesis de que habrá un tercero, probablemente Brasil, que ocupe el lugar de Estados Unidos hasta ahora en la cooperación de lucha y erradicación, pero sobre todo de interdicción", señaló.

"Va a tratarse en un convenio militar-policial entre Bolivia y Brasil", aventuró Mesa.

Kerlikowske entretanto defendió la capacidad de Estados Unidos para cooperar con la región en la lucha antinarcóticos, especialmente en momentos, dijo, en que la administración Obama ha mejorado significativamente sus relaciones con el hemisferio.

A la par, sin embargo, reconoció que Washington debe asumir su parte de responsabilidad y actuar también de manera enérgica en el plano doméstico para combatir el narcotráfico, cambiando en este sentido su tradicional estrategia ante el problema.

"La política antinarcóticos estadounidense basada principalmente en el control del suministro de drogas ya no es una política sostenible", reconoció.

"Estamos buscando una política nacional mucho más equilibrada que ponga mucho más énfasis en la prevención y el tratamiento que previamente, si bien no a costa de la aplicación de la ley domésticamente y a lo largo de la frontera suroccidental, ni de nuestro apoyo a nuestros aliados internacionales", subrayó.

"Creo que hay mucho trabajo que podemos hacer en Estados Unidos para reducir el número de drogadictos e incrementar la prevención", mientras que hacia el exterior "será necesario proporcionar asistencia a otros países para desbaratar las organizaciones de narcotráfico y ayudar a nuestros aliados a construir una fuerza legal permanente", insistió.