La Agencia de Protección de Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA, en sus siglas en inglés) presentó hoy un ambicioso plan para reducir de aquí a 2030 un 30 por ciento las emisiones contaminantes de carbono de las centrales eléctricas que operan en su país.
La iniciativa, que se inscribe dentro del Plan de Acción Climático que el presidente Barack Obama presentó en junio de 2013 para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, permitirá rebajar la contaminación de carbono de las centrales eléctricas existentes, que, según la EPA, son la "mayor fuente de contaminación de carbono en Estados Unidos".
El objetivo de esta iniciativa es reducir la contaminación de carbono de las centrales eléctricas existentes, haciéndolas más eficientes y menos contaminantes.
Para ello, Estados Unidos prevé reducir a nivel nacional las emisiones de carbono del sector energético en un 30 por ciento por debajo de los niveles del 2005.
En la actualidad las centrales eléctricas representan aproximadamente una tercera parte de todas las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero en Estados Unidos, según datos de la Agencia de Protección de Medio Ambiente.
"Aunque hay límites en vigor para el nivel de arsénico, mercurio, dióxido de azufre, óxidos de nitrógenos y contaminación de partículas que las centrales eléctricas pueden emitir, en la actualidad no hay límites nacionales para los niveles de contaminación de carbono", recuerda la EPA en un comunicado.
"Al potenciar las fuentes de energía más limpia y reducir el desperdicio de energía, este plan limpiará el aire que respiramos mientras ayudará a aminorar el cambio climático para que podamos dejar un futuro más sano y saludable para nuestros hijos", afirmó la administradora de la EPA Gina McCarthy.
Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar. El senador republicano por el estado de Kentucky Mitch McConnell fue uno de los que criticó con más dureza el plan presentado por la Agencia de Protección del Medio Ambiente, que calificó de "daga en el corazón de la clase media estadounidense".
McConnell consideró que las nuevas reglas de la EPA tendrán un impacto "catastrófico" en las familias estadounidenses, en el sector del carbón y en la economía local en general.
La responsable de la Agencia de Protección de Medio Ambiente de Estados Unidos rechazó "las tácticas de miedo" de los críticos que argumentan que la reducción de emisiones de carbono aumentará el coste de la electricidad y ralentizará la economía.
Al contrario, McCarthy se mostró convencida de que el Plan de Energía Limpia "fortalecerá la ventaja competitiva de Estados Unidos, fomentará la innovación y creará empleos". "Estados Unidos nunca tendrá que elegir entre una economía saludable y un medio ambiente saludable. Lo más costoso sería no hacer nada", añadió McCarthy, quien consideró que los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático son "una llamada de atención" de que hay que hacer algo.
La iniciativa tendrá también un impacto directo tanto en los bolsillos de los estadounidenses como en su salud.
Este plan permitirá reducir, según la EPA, la factura de la luz de los estadounidenses en un ocho por ciento al aumentar la eficacia energética y reducir la demanda en el sistema eléctrico.
La Agencia de Protección del Medio Amiente señaló que esta iniciativa también "evitará más de 6.600 muertes prematuras, hasta 150.000 ataques de asma en niños y hasta 490.000 días laborales o escolares perdidos, proporcionando hasta 93.000 millones de dólares en beneficios para el clima y la salud pública". En junio de 2013, Obama anunció sus planes para cumplir su promesa de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero bajo la premisa de que combatir el cambio climático es una "obligación moral" frente a las generaciones futuras. Para ello, Obama apostó, entre otras cosas, por fomentar el uso de energías renovables e imponer normas más duras de emisiones en plantas energéticas tanto nuevas como en las existentes.