El soldado estadounidense acusado de matar a tiros a 16 civiles afganos en la provincia de Kandahar, fue sacado de Afganistán, informó el Pentágono, sin precisar el lugar de destino.
El argumento para realizar la transferencia obedece a "una recomendación legal" sobre la situación del militar estadounidense en territorio afgano, dijo el capitán de la Armada John Kirby.
"No tenemos las instalaciones carcelarias apropiadas en Afganistán", dijo, explicando que la situación es compleja "en este tipo de casos".
El soldado fue llevado en un avión militar de Estados Unidos a un "confinamiento previo a juicio" en otro país, dijo un funcionario castrense norteamericano. El funcionario, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a divulgar la información, no confirmó si eso significaba una base militar estadounidense o algún otro tipo de instalación.
Kirby dijo que la medida no significaba necesariamente que el juicio se efectuaría fuera de Afganistán, pero otras fuentes apuntan a lo contrario, es decir que el proceso legal continuaría en otra parte, lo que se aleja del deseo de legisladores afganos de juzgar en su país al militar, quienes incluso exhortaron al Presidente Hamid Karzai a suspender todas las negociaciones con Estados Unidos sobre una presencia militar a largo plazo a cambio de esta posibilidad de juzgamiento. Lo que está claro es que aún no se formulan cargos contra el soldado.
Muchos temen que si el ejército de Estados Unidos no maneja adecuadamente el caso podría generar reacciones violentas en Afganistán que exacerben la ya elevada tensión bilateral.
La alianza entre Afganistán y el ejército de Estados Unidos ya parecía a punto de una crisis el mes pasado, cuando la quema de ejemplares del Corán en una base militar estadounidense desencadenó protestas y ataques en suelo afgano que dejaron más de 30 muertos, incluidos seis soldados norteamericanos.