Estados Unidos teme que la guerra civil convierta a Siria en un nuevo Afganistán, donde se entrene una "nueva generación de terroristas globales" que deshaga los avances conseguidos en descabezar Al Qaeda en todo el mundo.
En su informe anual sobre terrorismo, el Departamento de Estado de EE.UU. alerta de que la amenaza del terrorismo está "evolucionando" y volviéndose más compleja, mientras que las muertes en todo el mundo por ataques terroristas aumentaron en 2013 un 61 %.
En 2013, 17.800 personas murieron en 9.707 ataques calificados como terroristas, considerablemente por encima de las 11.000 muertes y 6.771 ataques de 2012, aunque la mayor parte de estos sucesos fueron de menor escala y en una dimensión más local que en el pasado.
Sin embargo, el panorama no parece ser más prometedor a largo plazo, debido a que los tres años de guerra civil en Siria están sirviendo de semillero para un nuevo tipo de terroristas y el mermado liderazgo de Al Qaeda ha llevado a actuar por libre y con métodos más crueles a milicias extremistas islámicas mucho menos predecibles.
"La escala del problema (en Siria) ha aumentado el temor a la creación de una nueva generación de terroristas globales, de modo similar a como ocurrió con el influjo de extremistas en Afganistán en los 80", destaca una de las conclusiones del informe.
Estados Unidos estima que miles de extranjeros procedentes del norte de África, Asia Central y Europa están viajando para unirse a grupos opuestos al gobierno de Bashar al Assad, muchos de ellos para ponerse al servicio de milicias extremistas islámicas.
"Lo que está pasando en Siria es muy preocupante, especialmente por el flujo de combatientes extranjeros", explicó en una rueda de prensa Tina Kaidanow, coordinadora de antiterrorismo del Departamento de Estado.
"Gobiernos aliados clave (entre los que destacan los europeos) están cada vez más preocupados por la posibilidad de que individuos con vínculos con extremistas violentos y experiencia en combate regresen a sus países de origen u otros lugares a cometer atentados terroristas", indica el informe.
En los 80, la lucha contra la ocupación soviética de Afganistán, el flujo de armas estadounidenses a los muyahidines (combatientes de la guerra santa) y décadas de desgobierno formaron el germen que permitió el nacimiento de Al Qaeda y desembocó en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
En la actualidad, Siria es un caótico escenario donde facciones opuestas al régimen de Bashar al Assad luchan entre ellas y contra el gobierno de Damasco y sus aliados iraníes y de la milicia libanesa chiita Hizbulá.
A causa de esta anarquía y a los continuos golpes internacionales contra su cúpula, Al Qaeda ha dejado de tener la influencia y el control que ejercía antes sobre sus sucursales, que ahora son "más agresivas y autónomas".
"Hemos degradado seriamente en núcleo duro de Al Qaeda y ahora no son capaces de hacer cumplir sus directrices y eso da espacio a grupos terroristas que suelen prosperar en zonas de conflicto o crisis. La amenaza no es mayor o menor, está cambiando", explicó Kaidanow.
Como ejemplo, destacó como el actual líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, no consiguió mediar en el enfrentamiento en Siria entre el Frente al Nusra y el Estado Islámico en Irak y Levante, que llevó a éste último a abandonar la organización terrorista.
La descentralización del terrorismo llevó a la filial de Al Qaeda en Yemen a ignorar las peticiones de no ocasionar bajas en la población civil; en Irak, a desoír llamados a no matar a peregrinos, o en Kenia, a que Al Shabab no acatara la orden de no matar a familias en el ataque contra un centro comercial en Kenia en septiembre.
Además, los grupos terroristas están diversificando sus actividades criminales para financiarse, optando con más fuerza por el fraude, el secuestro y una red de donaciones de organizaciones islámicas en estados del Golfo Pérsico.
En África, el terrorismo está medrando en la inestabilidad de Libia y se extiende desde Al Shabab en Somalia hasta Al Qaeda del Magreb Islámico en Mali, pasando por los sanguinarios miembros de Boko Haram en Nigeria, Camerún, Chad y Níger.
La cara más difusa del terrorismo la representan los "lobos solitarios", que operan fuera de una organización, se radicalizan por cuenta propia y son difíciles de detectar por los servicios de inteligencia.
Ejemplo de ellos fueron los atentados de la maratón de Boston del 15 de abril de 2013, que dejaron tres muertos a manos de los hermanos Tsarnaev, dos jóvenes originarios del Daguestán ruso pero educados en Estados Unidos.
Los "lobos solitarios" son una de las principales amenazas terroristas para Europa, aunque el abanico ideológico se "desdibuja" y no se enfoca solo en islamistas u otros fanáticos religiosos, sino también en activistas de extrema derecha o izquierda, de acuerdo con el informe.