Primero se aplica el tiopentato de sodio, que deja al prisionero inconsciente, luego el bromuro de pancurio se encarga de paralizar el cuerpo y, finalmente, el cloruro de potasio detiene el corazón. Ese era el cóctel de tres drogas que ejecutaba a los prisioneros sentenciados a pena de muerte en Estados Unidos hace sólo unos meses.

"A mis hijos, lo siento. Los amo. Me voy al cielo y los veré allá cuando ustedes lleguen", dijo Dennis McGuire como últimas palabras antes de ser inyectado con una nueva fórmula letal -que combina dos fármacos- nunca antes usada. El recuerdo de McGuire agonizando quedará en la memoria de los testigos, quienes aseguraron que el preso murió asfixiado. Su ejecución fue la más larga en el estado de Ohio desde que allí se reanudó la pena capital en 1999.

Los problemas en la ejecución de McGuire se debieron al escaso acceso a los componentes de la inyección, desde que la Unión Europea se negó a vender uno de los fármacos a Estados Unidos para una práctica que no aprueba.

La pena de muerte se aplica de igual manera para todo el país en delitos federales y militares. Además, hay 32 estados que autorizan la pena capital en delitos estaduales. En 2013 la lista de espera de ejecuciones por realizarse llegó a los 3.108 casos, de acuerdo con la organización Centro de Información de la Pena de Muerte. Así, algunos estados  están evaluando volver a sistemas de ejecución antiguos dentro de un sistema jurídico preocupado por no violar la Octava Enmienda de la Constitución que no permite los "castigos crueles e inusuales".  Así, ante los problemas de la nueva inyección, legisladores en algunos estados han considerado volver a los fusilamientos, a la silla eléctrica o la cámara de gas, a los que consideran como métodos más efectivos de ejecución.

"Es sólo que veo un problema, y estoy tratando de tener una solución que sea lo más humana y más económica para nuestro estado", señaló el republicano Rick Brattin, congresista estadual de Missouri a la agencia AP. Brattin propuso este mes volver a los fusilamientos como opción para aplicar la pena de muerte. En Wyoming, el senador local Bruce Burns presentó una iniciativa de ley para agregar el fusilamiento como una posibilidad de ejecución.

Si bien todos los estados que contemplan la pena tienen a la inyección letal como primera opción de ejecución, algunos métodos en desuso se mantienen en algunos lugares. En Alabama, Arkansas, Florida, Kentucky, Carolina de Sur, Tennessee y Virginia, es legal la silla eléctrica, mientras que en Oklahoma es permitido el fusilamiento. En tanto, en estados como Arizona o California, el sentenciado tiene la opción de escoger entre la inyección o el gas letal.

Aunque el foco del debate actual está centrado en el método que reemplazará al cóctel de inyecciones letales, el tema ha vuelto a poner en el tapete la discusión sobre la vigencia de la pena de muerte en el país. Richard Dieter, director ejecutivo del Centro de Información de la Pena de Muerte, señala que desde 1973 son 143 los casos de sentenciados a pena de muerte que han logrado probar su inocencia.

Actualmente, pese a que 32 estados permiten esta pena, el año pasado sólo ocho de ellos la llevaron a la práctica.