Estados Unidos y Cuba concluyeron hoy su primera reunión desde 2003 para analizar cuestiones migratorias, que ambos países calificaron de "fructífera" y se centró en las maneras de lograr que el flujo migratorio bilateral sea en el futuro seguro, legal y ordenado.
"Estados Unidos ve estas conversaciones como una manera de lograr resultados prácticos y positivos que contribuyan a la plena entrada en vigor de los acuerdos" en materia migratoria, según un comunicado de prensa emitido por el Departamento de Estado al término de la reunión celebrada en Nueva York.
Por parte cubana, el jefe de su delegación, el viceministro de Exteriores Dagoberto Rodríguez</strong>, propuso celebrar la próxima ronda de conversaciones migratorias en diciembre, en La Habana, al tiempo que ratificó su disposición a continuar los intercambios para buscar solución a los asuntos pendientes y fortalecer la cooperación en el área migratoria.
"Hemos tenido una sesión de trabajo fructífera que valida la utilidad del mecanismo de estas rondas para evaluar la marcha de los acuerdos migratorios. Cuba cumple rigurosamente su compromiso con la letra y el espíritu de los acuerdos migratorios", dijo Rodríguez, mediante un comunicado de prensa distribuido en Nueva York.
Washington y La Habana firmaron en septiembre de 1994 y en mayo de 1995 acuerdos migratorios para frenar la emigración clandestina, en los que se preveía que ambas partes se reunieran cada seis meses, de manera alterna en La Habana y Nueva York, para repasar su aplicación y aspectos técnicos de los mismos.
En base a esos acuerdos EE.UU. puede admitir cada año en su territorio a 20.000 inmigrantes legales cubanos.
La reunión de hoy, la primera en cinco años, sirvió para "avanzar en la identificación de áreas" en las que ambas partes deben "trabajar y cooperar para garantizar el cumplimiento de estos acuerdos y propusimos alcanzar un nuevo acuerdo en materia migratoria", dijo el representante cubano.
Con esta reunión los dos países reanudan su diálogo sobre asuntos migratorios que se suspendió de facto en 2003 y oficialmente un año después, durante el segundo mandato del Presidente George W. Bush y por orden suya.
Desde su llegada a la Casa Blanca a principios de año, el Presidente Barack Obama ha intentado mejorar las relaciones con el país latinoamericano y enviado algunas señales en ese sentido como el levantamiento, en abril pasado, de las restricciones a los viajes de familiares y envíos de remesas a la isla.
Estados Unidos y Cuba no tienen relaciones diplomáticas desde hace casi medio siglo, cuando en febrero de 1962 Washington estableció un embargo total contra la isla bajo gobierno comunista.
Al referirse a la marcha de este primer contacto entre los dos países, el viceministro cubano de Exteriores expresó su "preocupación" por lograr los objetivos de los acuerdos migratorios "mientras que en EE.UU. exista la Ley de Ajuste Cubano".
En el mismo sentido se pronunció respecto a "la política de pies secospies mojados", que, según dijo, "estimula las salidas ilegales y el contrabando de personas, al ofrecer un tratamiento diferenciado a los cubanos que arriban ilegalmente al territorio de EE.UU.".
Las leyes migratorias estadounidenses establecen que los inmigrantes cubanos ilegales que tocan tierra pueden permanecer en Estados Unidos y al cabo de un año obtener la residencia.
Por el contrario, los que son interceptados en el mar, aunque sea a pocos metros de la orilla, deben ser devueltos a Cuba.
La delegación estadounidense, dirigida por el subsecretario de Estado adjunto para América Latina, Craig Kelly, emitió al término de la reunión un comunicado en el que "EE.UU. reafirma su compromiso para promover una migración segura, ordenada y legal".
"Entablar estas conversaciones subraya nuestro interés en proseguir con discusiones constructivas con el Gobierno de Cuba de cara a avanzar en asuntos de mutua preocupación", dijo el portavoz del departamento de Estado, Ian Kelly.
Agregó que en este primer contacto EE.UU. subrayó las "áreas para una cooperación exitosa en migración, además de identificar los obstáculos para la plena implementación de los acuerdos" existentes.
Las prioridades estadounidenses en materia migratoria incluyen, según Kelly, "asegurar que la Sección de Intereses en La Habana puede operar de manera plena y efectiva".
Otras prioridades destacadas por EE.UU. en la reunión fueron, según su portavoz, "lograr el acceso a aguas profundas de los puertos para una repatriación segura de los inmigrantes y garantizar que el personal consular de la Sección de Intereses en La Habana puede monitorear el bienestar de los migrantes repatriados".
Kelly señaló también como objetivo el "lograr que el Gobierno cubano acepte la repatriación de todos los nacionales cubanos a excluir debido a su historial criminal".