Yo pensé que venía por otro motivo, nunca imaginé que era tan amigo del padre (Felipe) Berríos", dice Karen Rojo, la alcaldesa de Antofagasta, quien de fútbol sabe. "Bueno… ojalá que le diera una manito a Deportes Antofagasta", agrega riéndose.

Fue un día. Una noche. Horas. ¿Hasta mañana? ¿O el lunes? Nadie lo tiene muy claro en la Perla del Norte. Sólo que él está allí, paseando junto a su esposa. Marcelo Bielsa, el DT rosarino que dejó una huella profunda en la selección chilena -y los chilenos- no pasa desapercibido. Para nada.

Lo que partió como un rumor de Twitter, se concretó pasadas las 16.00 del miércoles. El trasandino llegaba al aeropuerto, partía al Hotel Enjoy y alistaba su presencia junto al sacerdote Berríos, en el campamento La Chimba, uno de los más pobres y grandes de la región, donde vive el jesuita. Bielsa asistió allí a la ceremonia de titulación de los talleres laborales que impulsa su amigo religioso, y que favorecen fundamentalmente a la población inmigrante.

A propósito de la visita, todos pensaron en Harold Mayne-Nicholls, el ex presidente de la ANFP que trajo al entrenador a Pinto Durán, y cuya familia es antofagastina. Pero él no está en Chile. En el aeropuerto, quien recibió a Bielsa y se convirtió en su "chaperón" durante la estadía es Bernardo Rodríguez, dirigente histórico del equipo Puma de la ciudad. "Para mí es un honor; y don Marcelo realmente ha quedado impactado por la reacción cariñosa de la gente. Medio Antofagasta anda detrás suyo", relata.

En el aeropuerto, el gerente del terminal de pasajeros, Fernando Melendres, reconoce que "no nos enteramos de que venía, lo supimos por la televisión. No pidió ningún procedimiento especial de seguridad ni de nada. Si se hubiera sabido, la mitad de los funcionarios habrían andado tras un autógrafo".

Se le ha visto caminando por el bordemar y visitando La Portada, donde se tomó fotos con su familia y con todos los turistas presentes. De polera y pantalón sport.

Meticuloso y fiel a sus debilidades gastronómicas, en el hotel a Bielsa le sugirieron algunos restaurantes reputados. Pero él ya traía una lista con picadas de pastas y mariscos para explorar. Este viernes, en tanto, almorzó con su anfitrión Felipe Berríos.

Otro de sus destinos ha sido el Mall Plaza Antogafasta. Su gerenta de comunicaciones, Pilar Domínguez, cuenta la visita del jueves. "Fue un cliente normal, que pasó a mirar cosas. Es muy tranquilo. No nos coordinamos con los guardias, porque tampoco se nos dijo".

En La Chimba, Bielsa se sentó atrás. Según Berríos, "Marcelo vino como un amigo. Fue una sorpresa que me quiso dar. La verdad, he aprendido mucho de él".

Allí la actividad partía a las 19.30. Bielsa se retiró recién después de las 23.40. Se tomó fotos con todos los presentes. Y uno por uno con la treintena de graduados. Incluso con los periodistas locales, que le pidieron selfies. Sólo cuando aparecía una grabadora, el rosarino se excusaba y amablemente se retiraba.

Por ahora, el trascendido es que Bielsa se mantendrá en la zona hasta el lunes. Pero con él nunca se sabe.