Los egipcios votan hoy y mañana en unas elecciones presidenciales en las que se espera una arrolladora victoria del ex jefe del Ejército, Abdel Fatah al Sisi, considerado por sus partidarios como el líder fuerte que el país necesita pese a temores sobre las libertades políticas.
Tres años después de revuelta que llevó a la caída de
Hosni Mubarak
y casi un año después de que Sisi derrocara al islamista
Mohamed Morsi,
el primer líder elegido democráticamente, la votación vuelve a instalar a un militar en el poder en Egipto.
Los votantes hacían cola para votar en colegios electorales vigilados por soldados con máscaras y rifles de asalto.
Al Sisi sólo tiene un rival en las elecciones: el izquierdista
Hamdeen Sabahi.
"Vemos a Sisi como un hombre verdadero. A Egipto le gusta un hombre fuerte", dijo Saber Habib, un contratista de 64 años, mientras esperaba para votar en Suez, al este de El Cairo.
"Queremos que el país avance y la gente tenga pan", añadió.
Al Sisi es considerado el líder de facto de Egipto desde que el Ejército depuso en julio pasado a Morsi
y reprimió a su partido, los Hermanos Musulmanes, en el capítulo más sangriento de las historia moderna del país en tiempos de paz.
El candidato de 59 años enfrenta enormes desafíos desde una economía en crisis a una campaña de violencia islamista que se disparó desde el derrocamiento de Morsi.
Para los islamistas, Al Sisi es el cerebro de un sangriento golpe de Estado que desató una ola de represión que costó la vida a cientos partidarios de Morsi y envió a miles a la cárcel. Disidentes seculares que lideraron la revuelta contra Mubarak en el 2011 también fueron encarcelados.
Al mismo tiempo, varios cientos de miembros de las fuerzas de seguridad han muerto en una campaña de violencia lanzada por radicales islamistas desde el pasado julio.
El último año ha sido el período de disputas internas más sangriento en la historia moderna del país.
Los Hermanos Musulmanes y sus aliados llamaron a boicotear la votación, describiéndolas como "las elecciones de la presidencia de sangre". Once de los seguidores del grupo fueron detenidos mientras protestaban en Alejandría, la segunda ciudad de Egipto, dijeron funcionarios de seguridad.
El Gobierno dice que los Hermanos son una organización terrorista, una acusación que ellos niegan.
Al votar en El Cairo, Al Sisi saludó con la mano a sus seguidores, que gritaron: "¡Presidente!, ¡Presidente!".
"Hoy los egipcios van a escribir su historia", dijo Sisi, que espera una gran afluencia a las urnas que le de un fuerte mandato.
Las elecciones son la séptima consulta electoral desde las protestas pro democracia que hicieron caer a Mubarak en el 2011.
Pero después de tres años, con la democracia percibida por algunos como un ejercicio fracasado, los egipcios dicen que priorizan la estabilidad.