La escalada de violencia en Medio Oriente sumó a un nuevo actor que hasta ahora se había mantenido neutral: Egipto. El gobierno de Mohamed Morsi no ocultó su malestar por los ataques de Israel a Gaza y muestra de ello retiró a su embajador de Tel Aviv.

Además, Morsi le pidió a su jefe de gobierno Hisham Kandil que realice este viernes una visita de solidaridad a la Franja para ver el estado de los heridos. Kandil estará acompañado por el ministro de Salud.

El Egipto de Morsi, de los Hermanos Musulmanes, luego de décadas de Hosni Mubarak en el poder, se enfrenta por primera vez con una postura crítica a la ofensiva militar de Israel contra Hamas y los palestinos de la Franja de Gaza.

Detrás del nombre de la operación militar israelí que comenzó para contrarrestar el lanzamientos de cientos de misiles por parte de Hamas, "Pilar Defensivo", se reabre para los árabes y los egipcios en particular el fantasma de la operación "Plomo Fundido" (2008-2009), que mató a 1.400 palestinos y 14 israelíes.

"Debemos actuar para que estas operaciones no se repitan más", se escuchó en El Cairo, donde en una protesta en la emblemática plaza Tahrir, frente a la sede de la Liga Arabe, se quemó una bandera de Israel, detalla Ansa.

"Estamos en contacto con el pueblo de Gaza y los palestinos y los apoyamos hasta que no se frene la agresión, que es inaceptable", dijo con firmeza el Presidente Morsi a la televisión pública, al comenzar una reunión extraordinaria con los ministros de Defensa, Seguridad y Relaciones Exteriores.

Son decisiones y declaraciones inimaginables en los tiempos de Mubarak, que durante 30 años gobernó Egipto garantizando el respeto total de los acuerdos históricos de Camp David, el primer tratado de paz que firmó este país con Israel, en 1979.

Justamente sobre esos acuerdos, muchas fuerzas políticas egipcias levantan hoy la voz más que en el pasado, hasta pedir la cancelación, como hizo este mismo jueves el Movimiento de los Socialistas Revolucionarios.

Es difícil que Morsi y su gobierno puedan toman realmente en consideración ese pedido extremo luego del compromiso inicial del nuevo mandatario, en julio, cuando garantizó a Estados Unidos (y a Israel) el respeto de los acuerdos internacionales.

Pero las preocupaciones al respecto existen. Por eso, desde Washington llegó esta noche el pedido de dar prueba de buena voluntad ejerciendo la "influencia en la región" para "destrabar" la situación y frenar la escalada de violencia.

Un modo de enviar como un boomerang de la dirigencia egipcia el mismo reclamo, hecho horas antes, a la Casa Blanca para que presione sobre su aliado incondicional, Israel.

Informaciones de fuentes de la seguridad, difundidas por el sitio on line del diario Al Ahram, revelaron el envío de refuerzos militares desde Ismailiya hacia la frontera con Israel ante la "eventualidad de ataques contra el suelo egipcio".

Las fuentes oficiales no confirman la especie y, de cualquier modo, el hipotético refuerzo es considerado por los analistas locales como una medida de carácter propagandística para controlar ayudas internas.

Al convocar a una gran manifestación para mañana a los egipcios ante las mezquitas de todo el país, luego de la oración de los viernes, y en la plaza Tahrir, los Hermanos Musulmanes no perdieron la ocasión para enviar al gobierno israelí acusaciones de racismo y expansionismo.

Alguno recordó que la "resistencia contra la ocupación ilegal es un derecho garantizado por las convenciones internacionales".

INCURSION ARMADA
Desde Israel, el jefe del Estado mayor, Beny Gantz, dio luz verde "a las unidades regulares del Ejército para que se preparen para una incursión terrestre", informó el vocero del Ejército, Yoav Mordejai, al canal 2 de la televisión israelí. Esto,  tras aporbar la movilización de 30.000 reservistas, la primera llamada desde la Operación Plomo Fundido de hace cuatro años.