El gabinete del primer presidente democrático de Egipto y miembro de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi, quedó integrado hoy por 35 ministros, entre ellos el premier Hisham Kandil.
A 33 días de la asunción de Morsi, encabeza la lista el actual ministro de Defensa, Hussein Tantawi, que ocupa el cargo hace 20 años, y quien desde la caída de Hosni Mubarak asumió la jefatura del Consejo Militar.
Kandil, un técnico de recursos hídricos, ministro del gobierno saliente y elegido sorpresivamente por Morsi la semana pasada, cerró el equipo sólo un par de horas antes del juramento.
Las consultas duraron días, en busca de una fórmula compleja que incluyera a tecnócratas, militares y fuerzas políticas.
La operación lo logró pero estuvo hoy opacado con el boicot anunciado por el principal partido salafista, que en las legislativas obtuvo un 25% de votos, de no integrar el gobierno, desilusionado por el ofrecimiento de un solo cargo.
En una conferencia de prensa antes del juramento, Kandil afirmó que sus prioridades son la crisis económica y la seguridad.
En el gobierno de Kandil son ocho los ministros reconfirmados, entre ellos, Tantawi, el canciller Mohamed Amr y el de Finanzas, Mumtaz el Said.
Las carteras confiadas a los Hermanos Musulmanes son cinco, Obras Públicas, Educación Superior, Información, Políticas Juveniles y Fuerza de Trabajo.
Pese a los rumores de la víspera en cuanto a que Salud también quedaba en manos de un miembro del partido de Morsi, fue designado Mohamed Mustafa Hamed, médico y administrador de uno de los grandes hospitales públicos de El Cairo.
Los tecnócratas ocupan los cargos en materia de Economía y Desarrollo, y en Justicia fue designado un ex vicepresidente de la Corte de Casación.
La repatriación de los cargos causó malestar entre los salafistas, que anunciaron una "oposición modelo". El premier intentó minimizar el tema haciendo un llamado a todas las fuerzas políticas a participar. "Los desafíos son enormes y la situación es crítica", advirtió.
En tanto, hubo choques frente a uno de los principales hoteles y centros a lo largo del Nilo en El Cairo. Una persona murió y varios automóviles fueron encendidos.
Según distintas reconstrucciones periodísticas, un hombre de la zona pagó para garantizar la seguridad, entró para cobrar el sueldo del mes y en la discusión fue asesinado por uno de los vigilantes. La tensión aumentó, las fuerzas del orden intervinieron, incluso lanzando gases lacrimógenos, mientras los bomberos apagaban las llamas en los autos.
A algunos kilómetros de distancia, cientos de coptos manifestaron frente a la central de seguridad en Giza en protesta contra la salida forzosa de sus viviendas de los cristianos de Dahsour, un pueblo cercano donde desde el viernes pasado hay choques entre coptos y musulmanes.