El trámite ambiental del millonario proyecto de ampliación de la planta en Quilicura de Cervecería Chile, filial local de la recientemente fusionada SABMiller-AB Inbev, entró en tierra derecha.
Eso sí, ahora deberá contestar las cerca de 200 consultas o precisiones enviadas por los servicios públicos, en el marco del primer Icsara. La iniciativa, que costará US$ 100 millones, busca triplicar la producción de su planta en Chile para sostener su agresivo plan comercial que, por ahora, es cubierto mediante importaciones.
Entre los cuestionamientos principales destacan algunos relacionados con agua, disposición de residuos, impacto vial y otros.
La segunda cervecería más importante del país y que representa en el país marcas como Budweiser, Quilmes, Becker y Corona, entre otras, inició el procedimiento en marzo, luego de dos intentos previos que fueron rechazados por errores de forma.
Una vez que el proyecto se apruebe y finalicen las obras, la firma podrá dejar de importar los 1,6 millones de hectolitros de cerveza que ingresa al país en la actualidad. "Con la incorporación del proyecto (…) la planta podrá producir cerveza a una escala mayor logrando los 3.300.000 de hectolitros al año sin la necesidad de importación", señaló la firma.