El debate sobre los medicamentos usados para las ejecuciones está abierto en Estados Unidos. Ayer, en  Missouri, se ejecutó  al supremacista blanco y asesino en serie Joseph Paul Franklin, autor de 23 crímenes y de los disparos que dejaron en silla de ruedas al magnate de la industria pornográfica Larry Flynt. Su muerte se produjo después de que la Corte Suprema de EE.UU. rechazara en las primeras horas de ayer un aplazamiento.

Según la cadena CNN, la jueza de distrito Nanette Laughrey había postergado la  ejecución, alegando que el uso de pentobarbital sintetizada de fórmula magistral para la inyección letal implicaba un alto riesgo "de dolor innecesario, más allá del requerido para  dar muerte". Missouri se convirtió así en el tercer estado en aplicar la mencionada droga, la cual no está sujeta a las regulaciones de la Administración de Alimentos y Drogas (FDA). Sin embargo, según advirtió el profesor de anestesiología David Waisel al ser consultado por la publicación Mother Jones, si se contamina con pequeñas partículas, tal como ocurre con las fórmulas magistrales, la persona sentirá que le están pasando una lija por las venas.

Las inyecciones letales son el principal método para la ejecución en los 32 estados en donde está permitida la pena de muerte en el país.  El conflicto sobre las drogas usadas para las ejecuciones data desde hace unos años, cuando algunas farmacéuticas y la Unión Europea prohibieron la venta de ellas si eran usadas para esos fines. Eso fue lo que ocurrió con la farmacéutica europea Lundbeck que desde 2011 se niega a vender pentobarbital para  ejecuciones. De hecho, el último suministro realizado por este laboratorio a Estados Unidos termina en diciembre. Esto fue lo que le ocurrió al estado de Florida cuando ejecutó a Manuel Valle en 2011, ya que fue el primero en usar pentobarbital, debido a que no tenía suministros de sodio tiopental, la droga que ya no se produce más para estos fines.

Esto ha hecho que la Corte Suprema estadounidense aprobara tres cocktails de drogas que tradicionalmente se usan en esos casos, los que están compuestos por un sedante que impide que el reo sienta dolor, una segunda droga que trabaja como un agente paralizante y una tercera  que detiene el funcionamiento del corazón.

En Ohio, Ronald Phillips iba a ser ejecutado el 14 de noviembre pasado mediante una combinación de medicamentos que nunca antes habían sido utlizados. Su muerte puede demorar horas y provocar vómitos y  sofocación.

"No sabemos cómo estas drogas van a reaccionar, porque nunca han sido usadas para matar a alguien", dijo a Mother Jones Deborah Denno, una profesora de leyes de la Universidad de Fordham.

Según la cadena BBC, las denuncias contra este tipo de drogas comenzaron el año pasado, cuando en Massachusetts un medicamento compuesto fue culpado de ser el responsable de un brote de meningitis que causó la muerte a más de 60 personas. La droga no estaba sujeta a las regulaciones de la FDA. "Funcionan en una especie de zona gris. No existe forma de verificar qué es lo que tiene una fórmula magistral y si es segura y efectiva", dijo a la cadena Brian Stull de la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU).