Jorge Contador es ingeniero comercial y vive en Providencia, en Av. Ricardo Lyon, casi al llegar a Carlos Antúnez. Su oficina está en Estación Central, pero varias veces tiene que ir a reuniones cerca de su casa. Y en lugar de tomar su auto, llamar a un taxi o subirse a un bus del Transantiago, se desplaza en una patineta. No en cualquiera, sino que una con motor eléctrico.

Se trata de las Mo-bo (Motorized Board), un medio de transporte nuevo que llegó a Santiago hace cerca de un año y que ya suma 90 unidades en la ciudad. Hoy se les puede divisar en sectores como El Golf, Nueva Las Condes y Providencia, donde ejecutivos de traje y corbata circulan por las veredas equilibrándose sobre sus tablas.

Jorge compró la suya en julio de este año, luego de toparse con una Mo-bo dando vueltas por el Parque Pocuro. "Me llamó la atención, busqué en internet y me la compré. Lo bueno es que es un medio fácil, cómodo y barato para transportarse", asegura.

A simple vista, son como cualquier skate: una tabla de madera con cuatro ruedas. Sin embargo, las Mo-bo cuentan con una batería de plomo que permite tener una autonomía aproximada de 20 kilómetros y alcanzar hasta 34 km/h.

Se cargan como si fueran un celular o un computador portátil, conectadas a un enchufe común y corriente. "Yo la dejo cargando durante la noche en la bodega de mi edificio y, al día siguiente, está lista para usar", cuenta Jorge. El proceso tarda entre tres y seis horas, según la batería remanente, y cuesta muy poco dinero: apenas $ 100 pesos de consumo eléctrico por una carga completa.

Para manejar la velocidad de la tabla, se utiliza un control remoto inalámbrico que cuenta con un gatillo que, al presionarlo, acelera. Si se llega a soltar el control o se deja caer, el skate automáticamente deja de acelerar y se detiene.

"YO QUIERO UNA"

La empresa que las trajo a la capital se llama Tanzo Ltda. y es la distribuidora oficial de las Mo-bo, un producto diseñado en Alemania y que se fabrica en China. El gerente comercial de Tanzo, Tennynson Vásquez, cuenta que la primera vez que las vio fue en Brasil. "Había ido de vacaciones a Río de Janeiro y mientras caminaba por Ipanema, me topé con varias circulando", recuerda.

En octubre de 2010, encargó las primeras tres tablas para probar cómo sería la reacción del mercado. "Yo y algunos amigos nos dedicamos a pasear con las Mo-bo por El Golf o en distintas playas del país, y así ver la reacción de la gente. La respuesta fue inmediata y las personas en la calle nos decían: yo quiero una".

Así encargaron una primera partida de 25 skates eléctricos y para un segundo embarque duplicaron la cantidad. "Ahora, calculamos aumentar en un 25% las ventas", asegura.

Según él, sus clientes son principalmente jóvenes entre 17 y 35 años, ejecutivos y profesionales. "Pero también hay personas de entre 45 y 60 años que las usan, por ejemplo, para pasear en el campo o la playa". Además, no son sólo hombres: "Un 30% de nuestros clientes son mujeres".

LAS RUTAS EN SANTIAGO

Tennynson tiene su propia Mo-bo y en ocasiones la usa para ir al trabajo. Su casa está en Av. Colón y utiliza las veredas de esa calle para llegar hasta Av. Tobalaba con El Bosque. "No requiere permiso de circulación o patente, ya que es un motor pequeño, como el de las bicicletas a diésel", cuenta.

El recomienda siempre circular por las aceras -para evitar accidentes con los autos- y ya descubrió algunas rutas en Santiago: "Todas las veredas sirven, pero lo ideal es transitar por los parques urbanos, como el Bicentenario de Vitacura o el Parque Pocuro , que tienen senderos amplios y se extienden por varios kilómetros".

Otra opción es el bandejón central de Av. Américo Vespucio, que parte en la Pirámide y termina en Tobalaba; o el Parque Bustamante. "Tengo un cliente que viaja desde Alonso de Córdova hasta Manuel Montt, por la costanera del río Mapocho", dice Tennynson. "Además de un medio de transporte ecológico y barato, es muy ondero", finaliza.