"He creado redes de bots en Twitter e Instagram (indetectables), usadas en campañas políticas y publicitarias", dice en sus primeras líneas el perfil de Omar López en Linkedin. Es periodista, pero al poco tiempo de salir de la universidad encontró en internet un nicho más provechoso.
Hoy tiene 1.300 bots a su disposición. Y a la de sus clientes.
Un ejército virtual
"Alejandro Guillier tiene varios esqueletos en su armario, que los trata de esconder", anunciaba una publicación de Facebook en contra del ex candidato presidencial del oficialismo. Una mezcla de música tensa y una imagen de Guillier en el fondo acompañan el mensaje. ¿El resultado? 713.780 reproducciones para un video que fue compartido 5.900 veces.
Un video de similares características también comenzó a dar vueltas por la red apenas dos días antes de la primera vuelta presidencial. "Se confirma que Sebastián Piñera tiene parkinson". Las imágenes duran apenas un minuto y nueve segundos. Más que suficientes para lograr 112.732 reproducciones.
La información de ambos es falsa.
Estos dos videos -y al menos 18 más- fueron subidos a DatoChile, una página de Facebook que opera en conjunto con la web datochile.com, que creó y reprodujo información falsa durante los dos meses previos a las elecciones. A través de su viralización en redes sociales -Facebook, Twitter y Whats- App- los videos de DatoChile fueron compartidos entre miles de personas en cuestión de horas. Ni la veracidad ni el origen de las noticias importaron.
Pero el fenómeno no es nuevo. En 2016, la "posverdad" fue definida por el diccionario Oxford como la palabra del año. El concepto, que ya existía, se hizo famoso durante la campaña presidencial de Donald Trump en Estados Unidos, cuando empezaron a circular rumores que incluso comenzaron a tener más influencia que noticias con datos certeros. El clima y la sensación antiestablishment se instaló gracias a estos contenidos que apelaban a las emociones y reafirmaban sus creencias personales.
Y en Chile se repitió la historia durante las últimas elecciones presidenciales. Por primera vez, se vio cómo mentiras circulaban en masa por las redes sociales, hacían más noticia que las propias noticias y llegaban a tener un alcance de millones de personas. Eran los mismos electores quienes compartían información falsa. Pero, además, se comenzaron a ocupar otras herramientas que hacen aún más eficiente la inmediatez y el alcance de las RRSS. La palabra "bot" comenzó a ser parte del vocabulario.
Los bots son, en simple, robots informáticos que imitan el comportamiento de un humano.
-Todas las redes sociales, todo lo que esté operado por computadores es, de alguna manera, vulnerable a los bots. En la inmensa mayoría de los casos la plataforma no puede determinar que tus cuentas sean falsas si tu comportamiento se asemeja mucho al de los usuarios reales -explica Omar López.
¿Pero cómo se crea un bot?
Lo primero que se necesita para crear bots son cuentas y, por ende, muchos correos electrónicos. Estos se pueden comprar en masa. Luego viene la segunda parte: verificar aquellas cuentas. Para hacer eso, Omar encontró un método muy simple. Se compró un teléfono barato y fue a San Antonio, donde venden los chips de celular a tan solo mil pesos. Compró cientos. Con cada número verificó entre dos a tres cuentas.
Ahí comenzó la magia de la creación.
Gracias a un scraper -que es una herramienta para extraer datos de páginas web- juntó varias fotos de distintas personas. Luego se metió al Registro Civil, buscó nombres de personas reales y los mezcló.
Una foto de aquí, un nombre de allá y listo: nació Juan Pérez.
Omar López se había convertido en una especie de Dios digital.
Creando realidades
-Oye, me encantó el video que subiste.
-Oh, gracias, te pasaste.
Aunque parece una conversación real, esa podría ser una interacción en Twitter de una persona real con un bot.
El bot perfecto es aquel que tiene un comportamiento casi idéntico al de un usuario. Tiene peaks de actividad, horarios, sube contenidos diversos y está constantemente haciéndolo. Además, debe tener antigüedad. Una cuenta de Twitter que tiene 27 tuits nunca parecerá real; una con 14.000, sí.
Aunque el verdadero secreto del bot perfecto es, precisamente, no ser un bot todo el tiempo.
Nicolás Freire -director ejecutivo del Observatorio de Política y Redes Sociales de la Universidad Central- explica que los bots tienen un rol clave hoy en política, ya que su capacidad de viralización es muy alta. Pero hoy, dice, además de bots, también hay cuentas falsas e influenciadores.
Las cuentas falsas son cuentas operadas por personas, pero bajo un nombre y una fotografía falsos, mientras que los influenciadores son personas reales, con gran capacidad de alcance, que operan bajo una cuenta real e intentan viralizar un mensaje. Tanto en primera como en segunda vuelta de la campaña presidencial en Chile se hizo uso de bots y cuentas falsas.
Un estudio del observatorio que dirige Freire confirmó -gracias a herramientas como TwitterAudit, Botometer y sus propias estadísticas- que, al 20 de diciembre pasado, ambos ex candidatos contaban con presencia de bots y cuentas falsas en sus cuentas. Por ejemplo, de los 2.019.178 seguidores de Sebastián Piñera, el 51% de los seguidores de su cuenta @sebastianpinera eran bots y un 29% eran cuentas sospechosas.
Mientras que Alejandro Guillier contaba con un 4% de bots dentro de un universo de 307.027 seguidores en su cuenta @Guillier y un 21% de cuentas sospechosas.
Ignacio Rojas estuvo a cargo de la campaña digital en primera vuelta de Alejandro Guillier y niega el uso de bots. Ellos, dice, viralizaron los contenidos a través de las cuentas oficiales del Partido Radical y a través de WhatsApp -manejaban más de 3.500 números de personas dispuestas a tuitear- se contactaban con los influenciadores, como Camila Vallejo.
"Alejandro @guillier confirma que condonación del CAE es para siempre. Piñera no le cree, porque no está textual en el programa. En qué parte del programa de Piñera están todas las volteretas que se ha dado en las últimas semanas?? #ConGuillerChileGana #DebateANATEL". Camila Vallejo, por su parte, logró alcanzar los 1.999 retuits y 3.557 me gusta con este tuit.
-Era un trabajo hormiga. La idea era hacer la activación en Twitter, respaldar los trending topic, crear hashtags. Pero no se contrató ninguna agencia, no había presupuesto -explica Rojas.
La agencia Solar & Nielsen fue la encargada de la campaña digital de la candidatura de Sebastián Piñera. Desde allí, comentan que nadie pagó para trabajar con bots o con cuentas falsas, ya que era absurdo, porque no creaba tendencia. Asumían que ciertos usuarios copiaban y pegaban un mismo mensaje, pero ellos no estaban detrás de eso. Cuando salió el estudio de la Universidad Central decidieron no desmentirlo.
-En ese momento decidimos no hacer nada, era entrar en una lógica de posverdad -dicen desde la agencia.
Pero una persona que trabajó en el área digital en candidaturas parlamentarias y que también estuvo cerca de campañas digitales confirma que hubo al menos uso de cuentas falsas en el comando de Sebastián Piñera. Tres eran las cuentas que parecían de personas reales, pero que eran falsas y se usaban para tuitear ciertos mensajes.
–En general, era para salir a defender al candidato de ataques. Pero la cuenta parecía totalmente real.
"Patriota ...El Comunismo es destructivo... #NoAlAborto... Agradecida de las FF.AA. y de Pinochet , #NoAlMaltratoAnimal ...Grande la UC". Así es la descripción de @Regia_Pam en Twitter. Con más de 25 mil seguidores, 118.000 tuits publicados y actividad en la red desde 2015, tiene todas las características para aparentar ser una cuenta real. Pero esta es, según Freire, una de las tantas cuentas falsas que viralizaban el discurso de Sebastián Piñera.
"Los delincuentes tenemos que trabajar en dos direcciones" ...si @guillier lo dice. Ese es uno de los tuits más populares de @Regia_Pam, que incluye un video de Alejandro Guillier siendo entrevistado en un matinal. Tuvo más de 1.600 retuits.
Bots a pedido
¿Pero quiénes contratan empresas que fabrican bots? La mayoría son políticos o empresarios que quieren, dice Omar López, instalarse en la discusión pública, pero no saben cómo hacerlo. Decir que yo tengo cierta cantidad de seguidores, cierta cantidad de RT impresiona. Y López lo sabe, porque ha trabajado tanto para campañas de senadores como de diputados.
-El nexo parte diciéndole al cliente: "Oye, mira, yo puedo hacer que ciertos temas relacionados a ti aparezcan más, que parezca que tienes más apoyo del que realmente tienes". Porque la gente, en el caso de las campañas políticas, tiende a seguir a la masa. Los usuarios de internet están casi siempre con la guardia baja. Por eso se difunden las noticias falsas a través de Facebook o Twitter. La gente difunde un mensaje absolutamente falso y se lo cree.
Aunque es un mensaje falso que no parece falso. Porque los bots trabajan a través de una serie de instrucciones que se programan, como seguir a usuarios bajo ciertos parámetros. Por ejemplo, que un bot siga a todas las personas que están en Chile y que busquen palabras como "política", "Piñera" o "Guillier".
Otra característica de los bots indetectables es que no solo aparentan ser personas, sino que veces también lo son. Cuando hay una buena combinación de nombre, foto y gente a la que sigue, un bot puede tener éxito.
–Ahí tú puedes manejarlo tanto como bot o a veces entrar desde algún sistema y empezar a contestar tú como persona. Una respuesta real y no tan automatizada te valida frente a un usuario real de Twitter. Tú existes -explica López.
Los clientes requieren inmediatez. Por eso el precio de un servicio como este varía no dependiendo del número de bots, sino de la disponibilidad que se requiera. Si un evento se avisa con anticipación -lo que según López casi nunca ocurre- y los bots se pueden programar, puede costar, aproximadamente, dos millones. El servicio para una campaña política -en la que se viralice una candidatura, se consigan más apoyos y más exposición– puede costar entre tres y cuatro millones de pesos.
A nivel de plataforma, una de las maneras de saber si una cuenta probablemente es un bot es viendo si hay muchos perfiles conectados a una misma IP, que es el número que identifica un dispositivo en la red. Algo así como la dirección de una casa. Para Omar López eso no es un problema.
-Si yo creo 25 cuentas desde la misma IP, se nota. Pero si yo arriendo 20 proxy -una dirección intermediaria entre internet y yo-, que cuesta, cada uno, dos dólares al mes, puedo crear con seguridad 40 cuentas al día. Y yo puedo crecer y crecer. De ahí es como meterle carbón.
La anticampaña
El término fake news -o noticias falsas- no es nuevo. Pero se ha vuelto popular con el alcance que han tenido por las redes sociales. Se refiere a la información deliberadamente falsa que suele circular por internet y que en tiempo de campañas políticas se hace más visible. En opinión de Nicolás Freire, el problema no son las fake news en sí, sino quién las emite.
"Todo mi incondicional apoyo al compañero Alejandro Guillier, precandidato bolivariano a la Presidencia de Chile". Eso decía un supuesto mensaje de Twitter del Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. El mensaje se repitió múltiples veces, a través de una fotografía, por las redes sociales. Muchos cayeron, incluso el ex ministro de Cultura de Sebastián Piñera, Roberto Ampuero, quien también compartió el mensaje, junto a un comentario. "Nicolás Maduro respalda al 'compañero Alejandro Guillier. Esto no es campaña de terror, sino lisa y llanamente la campaña del chavismo y castrismo en favor de Guillier". Al día siguiente, el escritor debió admitir su error.
Otro episodio similar fue protagonizado por el diputado Hugo Gutiérrez.
"¡Argentinos contra las reformas de Macri!, un verdadero pueblo que se alza contra políticas neoliberales y son un ejemplo a seguir", tuiteó Gutiérrez el 19 de noviembre, haciendo alusión al rechazo de la sociedad argentina a la reforma del sistema de pensiones. Además, acompañó el mensaje de una foto que mostraba una supuesta protesta que colmaba la Avenida 9 de Julio. Lo que no sabía Gutiérrez es que esa imagen era de 2014, cuando Argentina clasificó a la final del Mundial de Brasil.
-Cuando alguien importante de la conversación política emite una noticia falsa, va generando realidades. Ese es el problema. Ejemplos como los de Ampuero o Gutiérrez demuestran que gente con responsabilidad, gente que genera opinión, es el mal de las fake news. Que una noticia se viralice no tiene nada que ver con que sea veraz o no -explica Freire.
Omar López agrega otro dato:
-Otra gracia de los bots es que ayudan a generar tráfico. Puede haber un trending topic ahora y con los bots puedes hacer subir otro. Con los bots puedes instalar un tema.
El día 21 de noviembre de 2017, Erika Olivera -ex atleta y actual diputada por el Distrito 9-, en conversación con un matinal, comparó el eventual gobierno de Alejandro Guillier con el que encabeza Nicolás Maduro en Venezuela.
"A mí no me gustaría tener un país como Venezuela. Y lo digo sinceramente. No me gustaría que mis hijos vieran una realidad como la que vemos a través de los medios de comunicación, lo que están viviendo millones de venezolanos".
Twitter se revolucionó. Solo el primer día, luego de las declaraciones, se emitieron 8.115 tuits que hacían alusión a un nuevo concepto: Chilezuela.
La nueva tendencia en redes sociales, que si bien ya había sido mencionada con anterioridad, se convirtió en trending topic, entre quienes ironizaron con el tema y los que hablaban en serio. Y si bien no era una noticia falsa, se instaló a través de ellas.
Chilezuela, explica Freire, logró crear una sensación que permeaba todas las apariciones de Guillier, cada uno de los temas que tocaba Piñera, cada una de las noticias de campaña.
-Creo que eso, junto a la sensación falsa del voto marcado, terminó por crear un clima de miedo que hizo que mucha gente fuese a votar en segunda vuelta. Y el éxito de Chilezuela, de viralizarse a través de noticias falsas, no fue estar en redes sociales. Fue colonizar otros espacios, como la prensa o la televisión. Una vez que una campaña que nace en RRSS logra instalarse en medios tradicionales, el éxito está garantizado. No importa si es real, importa si es viral.