El ejército y los rebeldes enviaban refuerzos hacia Alepo este miércoles, la segunda ciudad de Siria, donde libran una  "batalla decisiva" para el régimen de Bashar al Asad, confrontado desde hace casi 17 meses a una insurrección popular.

La mitad de los 300 observadores de Naciones Unidas en Siria abandonaron el  país el martes y miércoles y, si no se atenúa sensiblemente la violencia, los  restantes se irán cuando venza la prórroga de 30 días de la misión votada el  pasado 20 de julio por el Consejo de Seguridad, indicó el jefe de la misión de  los cascos azules, Hervé Ladsous.

La represión y los combates dejaron al menos 108 muertos este miércoles -57  civiles, 36 soldados y 15 rebeldes-, según el Observatorio Sirio de los  Derechos Humanos (OSDH), con sede en Gran Bretaña.

Rusia calificó este miércoles la posición de Estados Unidos de  "justificación del terrorismo", acusando a Washington de no haber condenado el atentado del 18 de julio en Damasco, en el que murieron varios dirigentes del  régimen.

El embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, declaró el miércoles que su  país está dispuesto a acoger posibles contactos en Moscú entre el Gobierno  sirio y la oposición con el propósito de favorecer el diálogo.

También en el plano diplomático, el secretario general de la ONU, Ban  Ki-moon, instó a la comunidad internacional a detener "la matanza" en Siria, en  declaraciones realizadas en el Parlamento de Bosnia, en Sarajevo.

"Cientos de rebeldes procedentes de todo el norte de Siria están llegando a  Alepo en lo que parece ser la batalla decisiva", declaró el corresponsal de un  diario sirio en la ciudad.

"Una decena de barrios periféricos están aún en manos de los rebeldes y en  la ciudad se escuchan bombardeos y tiros de armas automáticas", añadió este  corresponsal.

Rami Abdel Rahman, presidente del OSDH, confirmó esta información. "Se  trata de una batalla decisiva y el régimen está enviando refuerzos para impedir  que los rebeldes tomen las sedes de los servicios de seguridad del partido Baas  (en el poder en Siria desde 1963) y edificios públicos", dijo Rahman.

Segunda ciudad de Siria, con 2,5 millones de habitantes, y centro económico  del país, Alepo se encuentra inmersa desde el viernes en la guerra civil que  sacude al país. 

EVOLUCIÓN DEL CONFLICTO Y DESERCIONES

La rebelión popular contra el régimen de Asad se fue militarizando a medida que era reprimida. Al comienzo, en marzo de 2011, las manifestaciones contra el  régimen eran pacíficas.

En Damasco, el ejército regular, que tomó nuevamente el control de la mayor parte de la capital, parece haber consolidado su posición tras los ataques del martes en los barrios Qadam y Aasali, dos de los últimos focos de resistencia  en el sur de la capital, según el OSDH.

En las zonas que escapan al control del régimen de Asad, los sirios  "liberados" se organizan poco a poco mediante consejos revolucionarios o  tribales y jefes militares y políticos para defenderse y paliar la falta de  alimentos básicos. 

Amnistía Internacional (AI) pidió este miércoles a las fuerzas regulares  sirias y a los rebeldes que pongan fin a las "ejecuciones sumarias" que, según  esta organización humanitaria con sede en Londres, van en aumento.

En este contexto, Turquía anunció este miércoles que impedirá la entrada de ciudadanos turcos a Siria por los tres pasos fronterizos que los rebeldes sirios controlan desde la semana pasada.

El goteo de deserciones continuó. La encargada de negocios de Siria en  Chipre, Lamia Hariri, renunció a su cargo y se apartó del régimen del  presidente Bashar al Asad, declaró el miércoles a la AFP una fuente de alto  nivel que requirió anonimato.

La Casa Blanca confirmó esta deserción y la del representante diplomático  en sirio Abu Dabi, Abdel Latif Al Dabbagh, y estimó que se trata de una nueva  señal de que los días del régimen de Bashar al Asad están "contados".

Por último, el oficial de mayor rango en desertar del ejército sirio, el  general Manaf Tlass, a quien se consideraba cercano a Asad, pidió en su primera  declaración pública desde su deserción el 6 de julio, la unión del pueblo sirio  "con el fin de construir una nueva Siria".