El ejército ucraniano estrechó este lunes el cerco en torno a los bastiones separatistas prorrusos de Donetsk y Luhansk al cortar las carreteras que unen las dos ciudades, y un centenar de  presos escaparon de una cárcel de alta seguridad bombardeada.

"El 10 de agosto por la noche, tras unos bombardeos, un obús impactó en una zona residencial de la colonia penitenciaria 124 en el barrio de Kirov. Un preso murió y otros tres resultaron heridos", indicó la alcaldía en su sitio internet.

"Estalló un motín y 106 personas abandonaron el centro. Por la mañana, unos cuantos regresaron", agregó.

Una periodista de la AFP comprobó este lunes que la puerta central de la cárcel estaba abierta, y que en el lugar se encontraban rebeldes que ayudaban a  buscar a los fugitivos.

Un portavoz de los separatistas dijo que habían acudido a asegurar la zona para impedir que los fugitivos se hagan con armas. 

En Donetsk, principal bastión de los insurgentes prorusos y escenario de violentos combates desde hace varios días, una periodista de la AFP escuchó bombardeos durante la noche y se vieron blindados rebeldes atravesando el centro de la ciudad.

Varios transformadores eléctricos de la ciudad fueron igualmente alcanzados por obuses durante la noche del domingo al lunes, provocando cortes de electricidad en varios barrios.

"Nunca ha habido ningún rebelde aquí. No comprendo por qué bombardean esta zona", dijo Nikolai, un habitante del barrio.

Por otra parte, el Ejército ucraniano bloqueó "la conexión entre las  regiones de Donetsk y Luhansk", las dos capitales regionales y feudos separatistas, afirmó Oleksi Dimitrashkivsky, portavoz de la operación militar  de Kiev. 

El domingo, "a las 14.00, la bandera nacional fue izada en la ciudad de Panteleimonivka", 34 km al noreste de Donetsk, en la carretera hacia Luhanks, añadió.

Las pérdidas del Ejército ucraniano ascienden a 568 muertos y 2.120 heridos  desde el inicio de la ofensiva en el este, hace cuatro meses. En las últimas 24  horas, 6 personas murieron y 24 resultaron heridas, anunció el portavoz militar  Andri Lysenko.

MOSCU PIDE UNA TREGUA

El Ejército ucraniano anunció el domingo que había "estrechado al máximo el cerco" en torno a Donetsk. Por su parte, el "primer ministro" separatista,  Alexandre Zakhatchenko, reconoció el sábado que Donetsk había sido "rodeado" y  que se hallaba al borde de una "catástrofe humanitaria", mostrándose dispuesto  a un alto el fuego si las fuerzas ucranianas cesaban su ofensiva. 

Ante la dramática situación de los civiles, de los que 300.000 huyeron ya a Rusia y a otras regiones de Ucrania, Moscú insistió el domingo que era  "indispensable" un alto el fuego para entregar ayuda humanitaria a las  poblaciones víctimas de los combates.

"Consideramos que es una cuestión urgente, que no puede posponerse más",  dijo el titular de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, que aseguró que Moscú  negocia este objetivo con Kiev, la Cruz Roja y la ONU.

Occidente rechaza de plano esta idea ante el temor de una intervención de  Moscú, acusada de avivar la rebelión a través de la entrega de armas, con la  excusa de una misión humanitaria.

El presidente estadounidense, Barack Obama; el primer ministro británico,  David Cameron; y la canciller alemana, Angela Merkel, coincidieron en  diferentes conversaciones telefónicas en que cualquier incursión rusa en  Ucrania, incluso bajo pretexto humanitario, sería "injustificada, ilegal e  inaceptable". 

El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, dijo estar dispuesto a aceptar una misión humanitaria en la ciudad de Luhansk tras una conversación con  dirigentes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), con la condición de  que sea internacional, no armada y que pase por los puestos fronterizos  controlados por Kiev.

En Luhansk, donde se ha prohibido entrar a la prensa, las autoridades  denuncian una situación "crítica", ante la ausencia de electricidad, agua  corriente o red telefónica desde hace una semana.