En 2010, un estudio del Inta publicado en la revista Obesity reveló que en Chile el 16,8% de los niños y un 21,1% de las niñas sufren sobrepeso u obesidad desde su primer día de vida. Eso significa que son macrosómicos (más de cuatro kilos al nacer), lo que los predispone a padecer obesidad en la infancia y la adultez y otros males asociados.

No son los únicos. En los últimos 25 años diversos estudios muestran que los niños que nacen con menos de tres kilos, también están más expuestos a tener resistencia a la insulina, hipertensión arterial, circunsferencia de cintura aumentada, triglicéridos altos y obesidad.

Eso significa que de los 250 mil niños que nacen al año en país, un 30% tiene ese riesgo, dice Francisco Mardones, experto en salud pública y profesor titular de la Univeridad Católica.

El experto dice que la ciencia ha mostrado que éstos niños nacen con una "desprogramación metabólica" que hace que sus células se "oxiden" o envejezcan antes de tiempo, lo que significa que podrían tener enfermedades cardiovasculares o diabetes a los 40 años, mientras que si hubieran nacido con peso normal, desarrollarían ese tipo de males pasados los 60 años.

PREOCUPARSE DE LA MADRE

El sobrepeso y la obesidad de las madres es una de las razones que explica el riesgo. Esta condición predispone a tener partos prematuros y a un crecimiento mayor del bebé en el útero por el alto nivel de insulina de esas mujeres que, además, pueden tener prediabetes o diabetes gestacional. "No hemos mirado bien las condiciones de la mujer embarazada ni de las niñas y jóvenes que se embarazarán.

Hay una mala nutrición general de la mujer. Antes era desnutrición, hoy es sobrepeso y obesidad. Además, la talla promedio de las chilenas es baja (1,54 cm entre las beneficiarias del sistema nacional de salud)", dice Mardones. Por lo que es difícil que puedan tener niños de más talla, salvo que sea por su propio sobrepeso.

Y aunque los niños que nacen con un peso normal igualmente pueden llegar a tener estos males por un mal estilo de vida, su riesgo será menor que éstos otros niños que deberán cuidarse el doble.

ESTUDIO EN ESCOLARES

Para probar que los niños que nacen con bajo peso y con sobrepeso tienen un riesgo similar de salud, Mardones y su equipo estudió a más de 3.000 niños de entre 10 y 12 años de las escuelas municipales de Puente Alto. Con ellos pudo comprobar que la obesidad aumentó sólo en aquellos que tuvieron más de cuatro kilos y menos de tres kilos.

Lo mismo ocurrió cuando cruzó datos de talla al nacer: los que tenían menos de 50 centímetros, que se relacionan con niños de menos peso, tenían presión arterial elevada y un perímetro de cintura aumentado. En los niños más altos -asociados a los más obesos- se veía el aumento de las mismas variables.

En el caso de los niños que nacieron prematuros -antes de las 37 semanas y que generalmente son de bajo peso- también se vio un riesgo aumentado para obesidad a los 11 años. En este grupo, la obesidad llegaba al 19,3% (en los niños de término, alcanzaba el 14%). También se evidenció mayor riesgo de resistencia insulínica o prediabetes tipo 2 (16,8% contra 11,6% respectivamente); tensión arterial elevada (17% en los que pesaron menos de tres kilos y 12,3% en los de más de 3,5 kilos). Además de un mayor nivel de triglicéridos y circunferencia de cintura.

"Tener más riesgo de síndrome metabólico no es bueno para un niño de 11 años", dice Mardones.

DESPROGRAMACION

La desprogramación metabólica con que nacen estos niños se refiere a que hay modificaciones a nivel de la expresión de genes (activación o desactivación de algunos) que los predisponen a estos riesgos.

A eso se suma que tanto los niños pequeños como los macrosómicos nacen programados para el ahorro. Los primeros por privación (al ser más pequeños compensan absorbiendo todo lo que comen) y los más grandes, porque generalmente su tamaño se debe a un exceso de insulina durante la gestación, por lo que intentan mantenerla una vez fuera del vientre.