Rodrigo Muñoz pesaba 130 kilos hace cinco años. Lo que vio en la pesa, lo decidió a cambiar de estilo de vida, subirse a la bicicleta y demostrarse a sí mismo y los demás que podía cambiar.
Muñoz, jefe de carrera de Ingeniería Informática de la Universidad Santo Tomás, fue considerado obeso mórbido y ante el riesgo que esto implicaba y viendo que su hija le seguía sus pasos, optó por modificar el rumbo.
"Mi motivación fue es y será mi hija. Ella al igual que yo estaba siendo gordita, y subía y subía de peso. Hasta que preocupado la llevé al nutricionista y me dijo: "Tu hija será el fiel reflejo tuyo". Entonces, decidí cambiar".
Por muchos años, por su peso, le prohibieron la actividad física por precauciones cardíacas. La opción de operarse parecía la única solución. Pero encontró otra alternativa.
"He visto gente que se opera y vuelve a lo mismo. Yo hice un cambio de vida, cambié el alcohol por la leche, el ocio por la bicicleta y la amargura que tenía de mi vida bajo ese cuerpo, por la actividad al aire libre y el deporte", comenta.
"Estuve a un paso de operarme, pero si lo hacía, qué ejemplo le daba a mi hija. A ella no podía operarla. Así fue como me compré una bicicleta y aprendí que las zapatillas también servían para correr. Comencé solo por mucho tiempo, luego se sumó una personal trainer, Mackarenna Moldenhauer. De esa forma, mejoré mi estado físico, la bicicleta y el trote. Ella fue gran aporte en tema motivacional, físico y alimenticio", añade.
Rodrigo bajó 50 kilos y hoy participa activamente en competencias de mountainbike y trekking.
"Nunca voy en busca de un podio ni nada de eso. Voy en busca de la felicidad que significa cumplir con la meta. Siempre digo lo mismo, no gana el que llega primero, sino el que llega feliz", recalca con optimismo.
Su gran sueño ahora es poder unir Arica y Puerto Montt pedaleando unos 120 kilómetros diarios durante un mes.
"Voy a recorrer más de 3.200 kilómetros. Y quiero terminar en Osorno, donde nací y donde se gestó todo esto. Ahí quiero cruzar la meta y gritar al mundo que un gordo lo soñó y lo hizo. Mi plazo es un mes, de ahí tengo que volver al trabajo", cuenta Muñoz, que pretende popularizar el hashtag #SEPUEDE en Twitter.
Un rol importante en este proyecto ha sido el apoyo de su lugar de trabajo. "Me dan facilidades para entrenar y recibo ayuda de otras áreas como de la salud, kinesiología, educación física y enfermería de la misma universidad".