En Hong Kong hay dos estrellas de cine que se llaman Tony Leung. Para diferenciarlos, los locales les dicen Tony Leung Chiu-Wai y Tony Leung Ka-Fai. O, simplemente, Little Tony y Big Tony, aludiendo a la envergadura física de ambos. Más esmirriado, cuatro años menor y con más tendencia al cine de autor, Tony Leung Chiu-Wai ha sido por años el actor fetiche de Wong Kar-Wai, uno de los dos grandes cineastas de Hong Kong junto a John Woo. Si él puede ser un héroe romántico de imperecedero rostro triste en las producciones de Kar-Wai, su tocayo es más bien lo opuesto: versátil protagonista de cine comercial, de artes marciales y, por supuesto, de muchas comedias.

Hace cuatro años, en el 2009, Tony Leung Chiu-Wai debió también entrar al terreno del kung fu en 35 milímetros. Ya había estado en una historia de acción épica en Cenizas del tiempo (1996) de Wong Kar-Wai, donde coincidió con Big Tony, pero la prueba que ahora enfrentó fue la definitiva.

"Wong Kar-Wai me ofreció interpretar al maestro de kung fu Ip Man. Me pasó muchos libros sobre los maestros de kung fu del norte de China, pero nada de Ip Man. El resto fue preparación solitaria: leer y leer sobre Ip Man y Bruce Lee y, más que nada, aprender kung fu a los 47 años. ¡Qué tarea!", cuenta el protagonista de El arte de la guerra, que esta semana entró a los cines chilenos.

Protagonista de seis de los 10 largometrajes de Wong Kar-Wai, entre ellos la ganadora a Mejor Director en Cannes Happy together, Leung recuerda que Ip Man (1893-1972) llegó a la espiritualidad y el sentido de las artes marciales tras una vida dura y sin privilegios. "En cambio, para Bruce Lee la ruta fue otra: se acercó al kung fu tras la reflexión, la filosofía y el taoísmo. Dos caminos diferentes para el mismo destino", dice Leung en las entrevistas de promoción de la cinta.

El arte de la guerra, conocida en todo el mundo simplemente como The grandmaster, describe la vida y obra de Ip Man: su vida fue primero esplendor en una familia de terratenientes y luego miseria durante la Segunda Guerra Mundial; su obra es el wing chun, una suerte de kung fu elevado a altos grados pureza. El más aventajado alumno de Ip Man fue Bruce Lee.

Tony Leung, de la misma forma que Wong Kar-Wai y muchos de los que eran niños o jóvenes a fines de los 60, conoció las artes marciales a través de los personajes que Lee interpretó en las series El avispón verde (1966) y Batman (1967). "Era fan de Bruce Lee cuando niño. Vi sus películas a los siete u ocho años. Pero en los años 60, nos contaban que sólo había dos tipos de personas que podían enseñarte el kung fu: los policías y los gángsters. La gente tenía la sensación que era sólo pelear. Fue cuando empecé a trabajar el papel que entendí la naturaleza profunda del kung fu", explica Leung.

Estrenada en el Festival de Berlín 2013 y nominada a los Oscar a Mejor Fotografía y Mejor Diseño de Vestuario, El arte de la guerra presenta además una panorámica de la historia de China, entre principios de los 30 e inicios de los 50. Ha caído la última dinastía y las artes marciales viven su apogeo. Se acerca, sin embargo, la Segunda Guerra Mundial, la ocupación japonesa y la lucha fratricida entre nacionalistas y comunistas.

Definida por Wong Kar-Wai en entrevista con La Tercera como "una suerte de Erase una vez en América, pero en China", El arte de la guerra es el trabajo más ambicioso de su realizador y tuvo un costo de 40 millones de dólares. Su usual destreza visual e imágenes virtuosas están al servicio de esta trama épica, inusual en la filmografía de este director y punto de inflexión en su carrera.

Del estilo de Wong Kar-Wai, Tony Leung lleva al menos 20 años de conocimiento de primera mano. "A pesar de los sacrificios (me quebré dos veces el brazo en el rodaje), me divertí bastante. Cada cinta con él es una aventura de la que no se sabe el fin. Tiene la película en su cabeza y es inútil mirar los cortes provisionales: no es narración clásica", cuenta. Acerca de su personaje dice: "Ip Man es alguien atípico en la obra de Wong Kar-Wai: tras tantos antihéroes románticos y tipos atribulados, es el primer personaje totalmente optimista que he hecho. Cuando lo interpreté, me di cuenta de por qué Wong Kar-Wai me pidió aprender kung fu y tomarme en ello cuatro años. La única forma de acercarse a su espíritu era ser realista. Y eso se logra luchando de verdad y no fingiendo".