Se llama retocadora y es una especie de escritorio portátil y plegable de madera. Tiene tres piezas y, al centro, posee una pequeña mesa de vidrio y un atril, donde se encaja una lupa. "Con esto las dejábamos a todas bonitas, porque aquí todas querían verse rubias, delgadas y de ojos azules", ironiza María Luz Díaz, refiriéndose al trabajo que realizó durante décadas con los negativos fotográficos. Habla de su labor en un tono de confidencia, mientras guarda el polvoriento adminículo sobre uno de los estantes del local. Es uno de sus tesoros.
Son las 11.30 del jueves. Avenida Irarrázaval, a la altura del 3345, en Ñuñoa, bulle de gente. Ella, sin embargo, se mueve lento. Mira, guarda y ordena cosas. Luego dice, tratando de no emocionarse: "Todo tiene su tiempo y ciclo, y nuestro negocio lo cumplió: apareció la foto digital y las cosas cambiaron", dice la propietaria de la tienda Valman's, uno de los estudios fotográficos más antiguos de Santiago.
Su negocio se instaló en la cuadra en 1957, durante el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo. Los retratos eran entonces una de las principales formas en que las familias almacenaban sus recuerdos. Han pasado más de cinco décadas y ahora un viejo cartel metálico, que cuelga de su puerta de vidrio, dice: "Cerrado".
Esta semana, una que otra pareja mayor tocó la vitrina y pasó a preguntar qué sucedía. Y no podían creer lo que su casera les contaba: que mañana, después de 56 años, Valman's cierra definitivamente. "Así se van perdiendo las cosas, nuestra historia de barrio", reclama Estela Ramos, una de las visitantes, dando un largo abrazo a la locataria.
El estudio tiene vitrinas de madera y se ubica a un costado de la Fuente Suiza. Aún está lleno de retratos en blanco y negro, de novias posando y de autoadhesivos marca Agfa, ya descoloridos.
El interior de Valman's opera como una máquina del tiempo: hay una antigua radio National Panasonic; en el subterráneo aún persiste el olor a líquido revelador, y en el estudio del segundo piso están los letreros negros con zurcos, y letras blancas, para las fotos tamaño carné.
Los clientes del local cuentan que por allí pasaron políticos, actrices y cantantes famosos, y que este lugar forma parte de la familia de recintos tradicionales de Santiago, a la que también pertenecen la Peluquería Francesa y la Confitería Torres. "Puedo decir que Raquel Argandoña, Ginette Acevedo y Pedrito Messone fueron clientes", dice Díaz, mostrando las fotos de su vitrina.
Hace dos meses falleció Héctor Valenzuela, pariente de Díaz y creador de Valman's. "El hacía todo a mano: retoques con arte, sin ayuda de ese Photoshop. Llegó a tener cuatro locales", recuerda.
El estudio todavía aparece como uno de los cuatro puntos recomendados en el sitio web de la Embajada de Estados Unidos, para tomar las fotos de la visa. El servicio valía $ 3.500 (por dos fotos) y $ 4.000 por un retrato de 6x9. Según su dueña, esa fama creció porque "en este barrio antiguamente vivían muchos gringos y siempre se iban pasando el dato".
Juan Doria (70), a cargo de esta sección, llora el final: "Nunca aprendí a usar el único computador. Mi especialidad era retocar los negativos en blanco y negro con pincel y tinta alemana. Lo aprendí aquí mismo, hace más de 50 años...".