"¿Siempre es así?", se preguntaban asombrados ayer, tras la primera sesión del Congreso, los nuevos diputados. Su primer día coincidió con una alborotada jornada, en que se debió suspender la discusión en más de una oportunidad, debido a la pugna entre la Concertación y la mesa de la corporación por la conformación de las comisiones. "Estoy impresionada por lo que cuesta avanzar, pero me dicen que me acostumbre", comentó la RN Marcela Sabat.
Revelando cierta timidez, ninguno de los 42 nuevos integrantes quiso intervenir en el debate y se dedicaron a observar e interiorizarse de las dinámicas internas del Congreso.
A primera hora había llegado el vicepresidente de la Cámara, Iván Moreira, que durante toda la mañana ofició de profesor. A sus nuevos colegas les enseñó a usar los sistemas computacionales para marcar asistencia y votar de manera electrónica. Otra de las preocupaciones de los nuevos legisladores fue la localización de los baños.
Como primer día de clases, la jornada sirvió para identificar a las caras nuevas -a todos los funcionarios y diputados se les entregó un set de fotos de los debutantes-, y para comenzar a poner sobrenombres. Por su pelo colorín y parecido físico, el RN José Manuel Edwards fue bautizado por sus pares como Pedro Carcuro.
Y como las vivencias del terremoto ya habían sido tema de conversación cuando los diputados se vieron el 11 de marzo, en su lugar los comentarios se centraron en lo bien que se veían algunas diputadas. Las miradas se centraron en la independiente pro UDI Andrea Molina, que llegó luciendo un vestido con encaje y fue calificada como la nueva "más guapa de la Cámara".
La sesión de fotos para el cuadro oficial de la Cámara fue otra de las novedades que esperaban ayer a los diputados. En medio de la sesión, parlamentarios nuevos y antiguos se dieron tiempo para ir a la sala de lectura, donde fueron especialmente maquillados y peinados.