Era la década del 60 y Andy Warhol sacaba a la luz sus series sobre latas de sopa Campbell. La fama pisaba sus talones, pero a la par de su trabajo con íconos pop, el artista recortaba noticias trágicas de los diarios. Un conjunto de imágenes sobre asesinatos, accidentes, atentados formaron el conjunto de obras Muerte y desastre.

La noche del miércoles, el lado oscuro de Warhol fue iluminado en el 1334 de York Avenue, de Nueva York, donde se ubica la casa de subastas Sotheby's. Un comprador anónimo desembolsó por la serigrafía Silver car crash (Double disaster), de 1963, la suma de US$ 105 millones: la mayor cantidad de dinero pagado por una de sus obras. Hasta ahora, el antecedente era US$ 71,7 millones, cuando en 2007 se vendió Green car crash (Green burning car I), de la misma serie Muerte y desastre.

Las ventas por obras de Warhol cierran una semana redonda, que superan los US$ 175 millones. Esto, ya que el martes Coca-Cola (3) se vendió en US$ 57,2 millones, y el miércoles, el retrato de Elizabeth Taylor, Liz #1 (Early colored Liz), alcanzó los US$ 20 millones.

Las grandes cifras por una obra de Warhol dejan en evidencia el poder que ha alcanzado el mercado del arte en la economía mundial. Si el año pasado El grito (1893), de Edvard Munch, llegó a US$ 119,9 millones, este martes se registró un nuevo récord histórico con Tres estudios de Lucian Freud (1969), del británico Francis Bacon, vendido en US$ 142 millones, en Christie's.

"Juntos ilustran cómo los millonarios están dispuestos a poner su dinero en sus paredes", apuntó ayer el diario The New York Times sobre las ventas de Bacon y Warhol. No es una sorpresa que a las salas de Sotheby's y Christie's lleguen magnates rusos, chinos y oligarcas de Medio Oriente, además de personajes como Michael Ovitz -representante, entre otros, de Tom Cruise- o el inversionista Eli Broad.

Para Denise Ratinoff, representante de Christie's en Chile, no hay burbuja: los resultados se deben a un trabajo profesional y obras de gran valor. "Ofrecemos obras estudiadas, y cada vez exigimos más que las piezas sean de calidad de museo, para que las colecciones públicas y privadas tengan la misma categoría".

Mercancía de la cultura

Un hombre atrapado entre los fierros después de un accidente automovilístico. Esa es la serie de imágenes de Silver car crash (Double disaster), díptico que mide dos metros y medio por cuatro, y que se había expuesto sólo una vez en los últimos 26 años. La obra estaba en poder de un coleccionista europeo. "Es una gran pintura", dijo Peter M. Brant, magnate de un imperio editorial presente en la subasta. "También fue un gran precio. ¿Quién sabe lo que cuesta un gran cuadro?".

"Es interesante que esté mejorando la capacidad de reflexión de los compradores", dice Francisco Brugnoli sobre la serie de Warhol, creada a los 35 años. "Es una obra documental, donde trabaja con la realidad concreta, fenómenos que hoy son reveladores", agrega el director del MAC.

El curador nacional Guillermo Machuca añade que la obra y figura de Warhol "representan esa mercancía de la cultura de masas del siglo XX, que él se encargó de pensar y criticar".

El precio récord de este miércoles vuelve a poner al artista fallecido en 1987 en un sitial que pocas veces decae. En 2010, sus obras vendieron US$ 313 millones, equivalente al 17% del total de las subastas de ese año.

El fenómeno de Warhol no se detiene, a pesar de sus aparentes competidores, como Jeff Koons, Gerhard Richter o Damien Hirst. Por un lado, la Fundación Warhol, dueña de su licencia, se ha encargado de potenciar su imagen. Otro tanto hacen sus coleccionistas. Uno que no faltó el miércoles es el industrial israelí Jose Mugrabi, quien posee 800 obras del artista y ha dicho: "No sé si Warhol es importante, sólo sé que lo amo".