Ese flechazo entre Claudio Borghi y Argentinos Juniors originado hace cuatro décadas se transformó en una historia romántica de colección. Sin traiciones. Sin embargo, ahora, ya hay una prueba de amor que supera todo y la convierte en perfecta... El vínculo siempre se había fortalecido por razones dulces. El "Bichi", en 1985, había sido el líder como jugador exquisito de un equipo que ganó el torneo Nacional, que atrapó la Libertadores y que asustó a la mismísima Juventus de Platini en la Intercontinental. El "Bichi", el 26 de diciembre de 2003, quiso estar en la reinauguración del estadio en La Paternal y viajó desde Santiago hasta Buenos Aires manejando su auto, con la compañía de su hijo. El "Bichi", en 2010, fue el entrenador del último Argentinos campeón apostando al estilo clásico del club...

Hoy Argentinos Juniors se encuentra al borde del descenso, casi sin salida, tanto que la baja de categoría podría concretarse esta tarde ante Gimnasia. Y para que ese golpe tan duro no desangre a su amor, ahí está Claudio Borghi, al frente, como escudo protector, poniendo el pecho de ídolo, calmando ansiedades, atenuando el dolor y proclamando la unión para intentar la resurrección en la próxima temporada. No le importa que los resultadistas digan que su currículum tendrá una mancha. El amor puede más. Y ese mensaje, a la vista está, es celebrado por casi todo el mundo Argentinos, que vive sin dramas un momento que en el fútbol argentino suele disparar violencia y más violencia.

En cada partido que Argentinos se acerca al descenso, no se respira clima de velorio. No hay agresiones. No hay insultos. Hay un cantito que se repite: "Olé olé olé, Bichi, Bichi". Hay una coincidencia absoluta: Borghi es el gran responsable de que haya paz en una situación futbolística terminal. En esa certeza, además, se estaciona jugando a recorrer cada estamento del club.

En la oficina de la Presidencia, el dirigente número uno de Argentinos, Luis Segura, ante la consulta de La Tercera, suelta una definición repleta de contundencia: "Lo que está pasando en nuestro club es inédito. Estamos complicadísimos con el descenso. Es muy difícil que mantengamos la categoría, pero no hay un clima dramático, algo rarísimo en nuestro fútbol. Esto pasa porque hay un sentimiento unánime: todos quieren que Borghi siga. Eso sólo lo puede conseguir alguien como el Bichi. Y le estamos muy agradecidos, porque sino esto sería una locura".

Con otras palabras, pero en el mismo sentido, sale una reflexión similar desde el vestuario. Julio Barraza, el defensor que es capitán, sentencia: "Si Borghi no estuviera acá, la estaríamos pasando muy mal. Por suerte, el 'Bichi' actúa como imán y todas las presiones van hacia él. Lo que nos da bronca a los jugadores es que no le podemos dar resultados a Borghi. Muchos dicen que el vestuario se rompió, porque apartó a Pablo (Migliore, ex arquero de Boca y de San Lorenzo), pero eso es mentira. La relación con Borghi es muy buena. Nos encanta su idea futbolística y estamos convencidos de que es el camino, aunque los resultados no se den".

La observación externa puede sintetizarse en Miguel Angel Vicente, periodista de rica trayectoria en el Diario Clarín que nunca escondió su simpatía por Argentinos Juniors: "El club no es una locura sólo porque está Borghi. Todos en Argentinos lo entienden y por eso siguen su idea. El proclama una reconstrucción, con la colaboración de históricos de la institución. Hay mucha gente trabajando detrás de esa iniciativa. Es el camino".

El fútbol argentino define sus descensos con los peores promedios de las últimas tres temporadas. Son seis campeonatos, de los cuales el ex DT de Colo Colo y de la selección chilena apenas dirigió uno, el actual Final. Argentinos está casi condenado. Le falta el último empujón. Borghi lo intuía cuando asumió a fines del año pasado, en reemplazo de Ricardo Caruso Lombardi. Intentó el milagro, pero no hay caso: su equipo apenas sumó el 33% de los puntos. Ganó tres veces, empató seis y perdió seis, con apenas siete goles a favor y 16 en contra. Es uno de los penúltimos, con 15 unidades.

Cuando llegó Borghi explicó que elegía Argentinos porque "quiero estar en un lugar que yo quiera y donde me quieran". Hoy asegura que en el ascenso también será el DT: "Me voy a quedar hasta que los hinchas y los dirigentes digan lo contrario". Pensando en la reconstrucción desde la B Nacional, sabiendo que no todo no depende de él, afirma: "No soy Superman. Acá necesitamos de todos". Pide que ex jugadores colaboren desde donde puedan: "Es invertir sólo seis meses en el club que los vio nacer". Todo lo hace aferrado a sus convicciones: "Prefiero seguir en Segunda División jugando bien antes que en Primera jugando mal". Es palabra de Claudio Borghi, ese romántico que dejó todo por Argentinos Juniors, su amor eterno.