Para Estados Unidos era un partido crucial. Esos que los grandes futbolistas no se quieren perder y que a los hinchas los llenan de nervios. Y aunque para el organizador de la Copa América Centenario era un duelo de vida o muerte, porque perder los dejaba prácticamente eliminados del torneo, la presión jamás la sintió. Al menos así se reflejó en el primer tiempo, etapa que le bastó al elenco norteamericano para encaminar un partido que comenzó desordenado pero que a la vista de los asistentes al Soldier Field fue entretenido de principio a fin.
Porque aunque a los 9', 36' y 42' Estados Unidos se puso 3-0 arriba gracias a Dempsey, Jones y Wood, Costa Rica jamás bajó los brazos. El abultado marcador con que los equipos se fueron al descanso no reflejaba lo que sucedió en la primera fracción.
A pesar de su defensivo 5-4-1, los Ticos se las arreglaron para, a ratos, no prestarle la pelota al local, que, por el contrario, aprovechó cada una de las ocasiones que se fue creando. Así creció en espíritu y contagió a su histriónico público.
En la banca estadounidense, el técnico Jürgen Klinsmann supo leer las falencias defensivas del equipo caribeño y le planteó un numeroso ataque, con dos hombres bien abiertos y con su gran figura Clint Dempsey como un falso 9 que desencajaba a los zagueros rivales.
Costa Rica intentó por todos los medios acercarse en el marcador, incluso agotando sus cambios en el inicio del complemento (a los 17' había perdido a Ureña por lesión), pero definitivamente la noche no estaba para la gesta. El arco nunca se le abrió a la Tricolor, que incluso tuvo un cabezazo en el palo. Para peor, el local cerró la goleada a los 87' en los pies de Zusi.