"A principios de año pensé que iba a tener el peor año de mi vida. Así lo vislumbraba. Todo decía que para allá iba". Con esta sincera confesión, la tenista Andrea Koch relata sus peores sensaciones de una temporada que comenzó muy mal, producto de una compleja tendinitis en la muñeca derecha y problemas personales. Sin embargo, su suerte cambió.

A principios de agosto, la tenista estaba muy lejos del 224º puesto alcanzado en 2012. Por el contrario, estaba cerca del lugar 700 y su futuro cada vez se tornaba más incierto. "Tenía que ver cómo me reinventaba. En ese momento fue clave el apoyo de mi entrenador, Guillermo Gómez, y de mi PF, Héctor Passi. Ellos me contuvieron en un momento en que no estaba bien ni tenía ganas de nada. Estaba empezando una depresión", confiesa la "Loba".

En este oscuro momento, la jugadora de 28 años comenzó a enfocarse nuevamente. "No pensaba en tenis, el problema iba mucho más allá que eso, pero cuando me sentí contenida, me vino un impulso de fiera y me di cuenta de que estaba perdiendo todo, auspiciadores y muchas cosas por las que había luchado", afirma. Y luego agrega que "tenía algunos ahorros y no quería comérmelos, así que decidí invertir. Así, creé mi línea de ropa deportiva, llamada Vovo, cuyos productos están a la venta en Vitacura 6780. En esto me asocié con mi papá, quien trabaja en este rubro. Mi idea es auspiciar a algunas jugadoras juveniles y ayudar a la federación con algunos premios en ropa".

Paralelamente, surgió  un nuevo emprendimiento. "Se me presentó un proyecto televisivo de un programa de tenis, que estamos desarrollando con mi productora AK Pro y con MDK. Ahí terminé de convencerme de que tenía que ponerme las pilas, porque estaba entrando en un círculo virtuoso. Era una nueva oportunidad, que me ayudó a centrarme en mí, generar un cambio y poner mi energía mental para mejorarme físicamente, porque va de la mano con lo emocional", destaca.

Por el oro en los Odesur

En la cancha, los resultados no acompañaron en un comienzo, pero luego ganó los títulos en Bogotá y Lima, que en el próximo ranking la harán trepar cerca del puesto 450. "Hubo un par de meses en que no le ganaba ni a mi mamá, pero era parte de un proceso y mis entrenadores fueron clave. Seguí trabajando y las cosas vinieron rapidísimo", recuerda.

Ahora la meta está puesta en terminar el año de la mejor manera e ir por una medalla en Santiago 2014. "Quiero ganar el oro en singles o dobles mixtos", dice.