Hace apenas ocho días, la campaña de Barcelona pintaba para entrar en los anales de la historia del fútbol español. Llegaba al clásico con Real Madrid con la portería imbatida tras ocho partidos de Liga BBVA y acumulaba 22 de 24 puntos posibles. Luis Enrique parecía haberle tomado la mano a un puesto siempre complejo y todo se visualizaba aún más esperanzador con la aparición de Luis Suárez.
Pero emergió el monstruo merengue en el Santiago Bernabéu y no sólo minimizó futbolísticamente a Barcelona, sino que le dejó una herida tan profunda, confirmada siete días después ante Celta, que aún está lejos de cerrarse. Y todos los elogios del arranque quedaron guardados para una mejor ocasión, dándole paso ahora a los cuestionamientos y dudas sobre el real nivel del cuadro catalán.
De líder indiscutido a una cuarta posición. La resaca del clásico duró más de lo imaginado y amenaza con prolongarse en caso de no darse cuenta a tiempo de las falencias de un equipo al que ya no parece bastarle la Messidependencia del último tiempo.
Todas las miradas apuntan a Luis Enrique, pero también a un grupo de jugadores que hoy parecen lejos del nivel que tuvieron hasta hace algunas temporadas. Rendimiento que para algunos, por lo demás, difícilmente volverán a tener, tomando en cuenta la edad que arrastran.
Al técnico no parece bastarle con la presencia de Lionel Messi, Neymar y el ya disponible Suárez. En los dos partidos en que los alineó juntos, Barcelona sólo anotó un gol, el del brasileño ante Real Madrid. Sí, el último sábado Celta contó con la ayuda de los postes, que en cuatro ocasiones salvó la portería de Sergio Álvarez. Pero aquello no puede tapar un rendimiento colectivo pálido, lejos de la mejor versión futbolística de un equipo que supo recibir el rótulo de mejor del mundo.
Quizás ahí está el mayor problema de Luis Enrique. Encontrar la fórmula para aprovechar al máximo al que seguramente por nombres y antecedentes es el mejor tridente de ataque de cualquier liga. Para ello, hay que entregarles limpio el balón. Y esa faceta por ahora está en deuda. Salvo Iniesta, los otros mediocentros ofensivos no encuentran su lugar. El caso de Xavi es el más llamativo. No gravita ni menos rinde como antaño. Y los hombres encargados de reemplazarlo, Rakitic y Rafinha, aún intentan acomodarse al escenario donde habitan.
El sacudón que les dio el Real Madrid volvió a confirmar que este Barcelona aún está lejos de la primera línea europea. Ya lo había padecido ante PSG en París. En la Liga BBVA no suelen tener tantos problemas con los equipos más pequeños, como quedó demostrado en el inicio. Pero ahora, cuando viene la parte dura del calendario, se necesita más que una buena actuación de Claudio Bravo, una genialidad de Messi o una sutileza de Iniesta.
Por ahora, Bravo parece estar inmune a las críticas. No tuvo nada que ver en la caída en el clásico ni ante Celta. Incluso, dentro de un sistema defensivo donde sólo parece destacarse Mascherano, el portero chileno ha sido prenda de garantía. El francés Mathieu además se ha lesionado para tres semanas.
El duelo de mitad de semana ante Ajax por la Liga de Campeones debe servir de terapia. A Luis Enrique y su grupo le duele aún el golpe del Madrid. Será hora de recuperar la memoria y salir de las cuerdas. Habrá que ver si el técnico logra tocar la tecla correcta en un grupo y un entorno poco acostumbrado a los tropiezos.
El Madrid ya es el líder
Nueva vida en la Liga BBVA, aunque sigue reñida y apretada en la cabeza, con cinco equipos separados por sólo dos puntos. Lo que cambió es el orden. El Barcelona (22) y el Sevilla (22), que mandaban, han caído respectivamente a la cuarta y quinta posición. Perdió primero el equipo de Claudio Bravo, el sábado, y el de Emery no supo resistir el sábado la presión: cayó en San Mamés. Tomaron el puntero, el Madrid (24), que ha entrado en estado de gracia, y el Valencia (24), que sigue fuerte y supo sacarse un triunfo de la siempre comprometida visita a Villarreal. El tercero en discordia es el campeón vigente, el Atlético (23), que también empieza a funcionar con regularidad tras ajustar el acoplamiento de los nuevos fichajes. Hacía mucho tiempo que el campeonato español no vivía una pelea tan ajustada por arriba con tantos involucrados. Hasta el Celta de Berizzo, Hernández y Orellana está cerca (19).
Por abajo, un nuevo entrenador perdió el puesto de trabajo. Joseba Arrasate, el técnico de la Real Sociedad, fue despedido tras la derrota en Anoeta frente al Málaga y caer el equipo donostiarra a puestos de descenso. El nombre del sustituto aún no ha sido anunciado.