Con un juego pragmático, a veces, basta para mantenerse en la parte alta de un campeonato de fútbol. Y Universidad de Concepción ha cumplido de manera perfecta con esta posibilidad. Anoche lo demostró de manera palmaria, cuando derrotó por 2-1 a Barnechea, en San Carlos de Apoquindo, con un primer tiempo de buen nivel y un segundo dedicado a soportar el estéril asedio de los anfitriones.
La apuesta de Ronald Fuentes tiene pocas complejidades y recuerda, en muchos sentidos, al trabajo que ha realizado Emiliano Astorga con Unión La Calera, Palestino y Wanderers. Así, el ex zaguero de Universidad de Chile plantea a su equipo con mucha precaución y prefiere esperar, con poco espacio entre sus líneas, a que el rival deje justamente vacíos en su defensa para liquidar con contragolpe. O bien, como sucedió con Wanderers en el Apertura 2014, aprovechar algún balón detenido.
Esta, la segunda vía, fue la que sirvió para que el Campanil abriera la cuenta, cuando un tiro de esquina servido por el uruguayo Diego Guastavino fue cabeceado por Sebastián Roco, con una débil oposición de Jorge Manduca. El tanto, además, se produjo en el contexto descrito: con Barnechea gastando su energía en ataque inútiles y los penquistas apelando a contragolpes veloces, con Guastavino, Hans Salinas Gabriel Vargas y Pedro Muñoz como gestores principales.
El segundo tanto surgió con una acción urdida precisamente por Guastavino y Salinas, que concluyó con un centro que aprovechó Pedro Muñoz de manera frontal al arco.
Las ilusiones de los locales, sin embargo, renacieron gracias a un error de Jorge Troncoso, quien cometió una falta evidente sobre Christian Martínez. El penal fue ejecutado con certeza, de zurda y a un ángulo, por el lateral Moisés Vásquez, quien celebró levantando su brazo derecho con el puño, como impulsando a sus compañeros a una igualdad que, en esos momentos, ya no parecía tan lejana.
Cambio improductivo
En el segundo tiempo, el encuentro decayó de modo notorio, sobre todo luego de la salida de Guastavino y el ingreso del argentino Marcelo Aguirre, con menores capacidades que el uruguayo en los mano a mano, aunque con alguna dosis de precisión en los pases profundos. El problema es que esta vez tuvo escaso contacto con el balón, por lo que Pedro Muñoz y Vargas apenas contaron con alguna posibilidad de acercarse al arco de Manduca.
El problema para el equipo del joven Francisco Bozán es que carece de contundencia en el área. Tanto, que el penal de Moisés Vásquez fue su primer tanto en el campeonato y anoche no le alcanzó para más. Cristian Ivanobski, por ejemplo, es mucho lo que corre, encara y propone, pero rara vez concluye bien sus movimientos. Y así, no hay esquema que funcione.
La entrada de Daniel González aportó algo más de claridad, pero fue insuficiente para los huaicocheros, que ven día a día como ex extingue su permanencia en Primera División, pues ocupan el último lugar en el coeficiente de rendimiento.
En la parte final, además, fue el otro Muñoz del Campanil, el arquero Cristian, quien se encargó de salvar la campaña perfecta de los estudiantiles, quienes, con toda su simpleza a cuestas, acumulan el máximo posible luego de cinco fechas: 15 puntos, un registro que envidian otros equipos que sí están acostumbrados a vivir en las alturas.