En la cuenta regresiva para las elecciones presidenciales de Brasil del próximo 5 de octubre, la gobernante Dilma Rousseff corre como favorita. Pero, a diferencia del escenario ampliamente favorable del que gozaba hace más de un año, la candidatura del Partido de los Trabajadores (PT) a la reelección muestra claras señales de desgaste. El estancamiento económico, el malestar con los gastos del Mundial de Futbol, los escándalos de corrupción y las protestas sociales, principalmente, han mellado la figura de la Presidenta, al punto que las encuestas indican que, de ganar la primera vuelta, la victoria sería muy ajustada y no se descarta la realización de un balotaje. Y es el aspirante socialdemócrata Aécio Neves quien está poniendo en riesgo la continuidad de la "delfina" de Lula da Silva en el Palacio de Planalto.
El principal adversario de Dilma Rousseff, senador por el estado de Minas Gerais desde 2010, busca con su candidatura seguir los pasos de su emblemático abuelo, Tancredo Neves, quien en 1985 hizo historia al convertirse en el primer presidente electo de Brasil tras 21 años de dictadura (ver recuadro). Sin embargo, enfermó y falleció antes de asumir.
A sus 54 años el gran plus que tiene el ex gobernador del estado que ahora representa en la Cámara Alta, es que en siete meses ha logrado disminuir considerablemente la brecha que lo distancia de Rousseff. Ante una eventual segunda vuelta Neves, también líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (Psdb) -el principal partido opositor-, obtenía en marzo pasado un 20% de los votos, 27 puntos porcentuales menos que la Presidenta, según un sondeo del instituto Ibope, de cara a una posible segunda vuelta con la mandataria. Desde entonces los electores le han comenzado a sonreír y este mes la distancia entre ambos fue de tan sólo ocho puntos (33% y 41%, respectivamente) en ese escenario. En primera vuelta, los números también han ido mejorando, pero no como ante un eventual balotaje: si en marzo la brecha con Rousseff en esta instancia también era de 27 puntos, hoy es de 16 puntos (en cuatro meses la Presidenta perdió sólo dos puntos, mientras que Neves ganó nueve).
La candidatura presidencial del socialdemócrata es la culminación de una vida ligada a la política. No sólo su abuelo forjó carrera en estas lides. Su padre Aécio da Cunha fue diputado entre 1963 y 1987, y fue él quien convenció a Aécio Neves de que postulara a un sitial legislativo tras la muerte del mandatario electo, de quien el ahora candidato presidencial era secretario personal a los 25 años. La tarea de su padre no habría sido fácil pues, según la agencia Efe, por entonces el economista, que ya entonces tenía fama de "playboy", pensaba seriamente alejarse de esta ruta familiar.
En el Legislativo, Aécio Neves estuvo cuatro períodos consecutivos e incluso presidió la Cámara Baja en 2001. Luego vendría el desafío de gobernar Minas Gerais, estado que, al momento de asumir, estaba casi en la bancarrota. La revista The Economist recordó el año pasado que, al asumir en 2002, Neves y sus asesores establecieron lo que llamaron "una gestión de shock", consistente en recorte de gastos (incluso disminuyó su sueldo en un 45%), impulso a los ingresos tributarios y racionalización de las adquisiciones. El medio británico destacó que se trató se "La medicina de Minas". Un estudio de la consultora Macroplan de 2013 señala que los empresarios consideran que es el estado mejor administrado del país (a Neves lo reemplazó su delfín Antonio Anastasia). La revista, en tanto, destaca que en Minas Gerais, por ejemplo, la pobreza ha caído más rápido que en todo Brasil y que el estado tiene las mejores escuelas. En gran parte gracias a Neves, quien dice que uno de sus grandes mentores políticos es el ex Presidente y referente de la socialdemocracia brasileña, Fernando Henrique Cardoso (1995-2003).