Que es difícil entenderlas, que son tincadas, que por cualquier cosa les cambia el humor o lloran. Y todo, por supuesto,  obedece a sus hormonas. Porque ya sabemos que las mujeres son cíclicas y que en su período crítico hay que tratarlas con pinzas.

Ese es uno de los capítulos más abultados de la sicología popular: el carácter hormonal de las mujeres. ¿Y los hombres? Ellos parecen inmunes al efecto de estas sustancias que circulan por la sangre en cantidades minúsculas, aunque con efectos de conducta mayúsculos.

En el caso de los varones, hasta ahora se sabía que la testosterona es la hormona principal, y sólo se consideraba responsable de la agresividad masculina, de su estado físico corpulento o de su inclinación a competir. Pero nuevas investigaciones continúan aportando evidencia de que ellos están fuertemente determinados por esta hormona. En otras palabras, que son tan hormonales en su comportamiento como las mujeres. Algo casi imposible de evitar.

Más amarretes

El más reciente estudio sobre el efecto de la testosterona en los hombres lo realizó Paul Zak, del Departamento de Neurología de la U. de Loma Linda, en California.

Para esto, usó un juego  donde propone compartir dinero entre dos jugadores. Al suministrarles testosterona a algunos de ellos vio que se ponían más amarretes. Si, por ejemplo, había 10 dólares para compartir, llegaban al extremo de ofrecer sólo 55 centavos al contendor, para quedarse con más de nueve dólares. Al medir este cambio se  constató que a quienes reciben la hormona se les reduce en un 27% su generosidad habitual.

Otra forma de analizar esos resultados es decir que los hombres con los niveles más bajos de la hormona son 560% más generosos que quienes tienen los niveles más altos.

Uno de los mecanismos que explica estos resultados es que la hormona masculina bloquea a nivel cerebral a la oxitocina, también llamada "hormona del amor". Esta última es la que lleva a las personas a tener un comportamiento generoso, algo que se pierde cuando la testosterona aumenta.

Otro estudio realizado el año pasado por el Centro Financiero de Londres demostró que esta hormona lleva también a los hombres a correr más riesgos financieros que las mujeres. Ello les da  más probabilidades de obtener mayores ganancias en un corto plazo.

Frente a desconocidos

Un estudio realizado en septiembre pasado por la U. de Columbia demostró con videojuegos que cuando los hombres se enfrentan a personas que no conocen, su testosterona se eleva.

Esta reacción se debe a que ellos, en este caso, se sienten como si estuviesen en una guerra y la hormona aumenta su agresividad. Cuando enfrentan a un amigo, la hormona se mantiene más baja.

Pero no todo es agresión u hostilidad. La testosterona también es responsable de mejorar la concentración y la memoria de los hombres.

Asimismo, según un trabajo de la Universidad británica de Northumbria, los altos niveles de esta hormona hace que ellos sean más cómicos y burlescos. Esto se observa con fuerza entre los adolescentes varones, etapa en que la testosterona está en su peak. Después empieza a disminuir, aunque la caída más importante comienza a partir de los 40.

En las mujeres

Pero las mujeres también sucumben a esta hormona. Aunque ellas tienen niveles  cien veces menores, su presencia también influye en su capacidad de iniciativa y sentido de independencia.

Por ejemplo, las mujeres que ocupan cargos gerenciales producen una mayor cantidad de testosterona, a diferencia de las que trabajan en otras labores o son dueñas de casa.