No son muchos los antecedentes de un partido suspendido en la Copa Libertadores. Cobreloa fue uno de los conjuntos sancionado como organizador de un espectáculo en 2002, cuando se debió suspender el encuentro que empataba a 1-1 con Olimpia hasta el descanso.
Cuando los jueces se iban a sus camarines tras el primer tiempo, un proyectil le llegó al árbitro Ángel Sánchez. El argentino, visiblemente herido, no pudo continuar e informó lo ocurrido, lo que derivó en la suspensión del partido y en un triunfo por 2-0 a Olimpia, que finalmente ganaría la llave de octavos de final y ese mismo año se coronaría campeón de la Copa Libertadores.
En Argentina muchos toman este caso como una medida a tomar en cuenta para lo ocurrido en el Boca-River, teniendo en cuenta que la hinchada local fue la que perjudicó la continuidad del juego.