Se remozó por completo hace algunos meses. Los vuelos en las cortinas y tapizados oscuros dieron paso a la luz ambiente, a una pequeña y funcional terraza -difícil de usar en días invernales- y a un espacio donde, en general, la profusión de detalles retrocedió ante la limpieza visual, sin perder un ápice de elegancia. El interiorismo de El Cid, el principal restaurante de Hotel Sheraton, versión 2009, se inclina por el menos es más. Manteniendo, por cierto, las cualidades que lo tienen hace décadas en las alturas culinarias capitalinas: un servicio como pocos, pulido en la escuela de la amabilidad y la precisión hotelera de alta gama. Formalidad de fina estampa complementada con una cocina cuyo cuño clásico es difícil de hallar en otro lado. Al menos, bajo esos parámetros de excelencia.

Si prestancia quiere decir frescura, partamos por un Pisco Sour ($4.100) a la chilena sin goma y con limón criollo. Notable. Luego, se sugiere avanzar por la Degustación de Mariscos Chilenos ($12.200). Ostras filosas de tanto poder yodado, camarones chilenos finamente aderezados, machas tan blandas que su textura es sedosa y una pinza de centolla que no parece pescada a 3.000 kilómetros de distancia, sino sacada a orillas del mar. Pequeña para el precio, impecable en su presentación.

Los Agnolotti Rellenos de Pierna de Pato Braseado y Queso Grana Padano ($6.200), con vincotto -vino cocido italiano- balsámico y salsa de foie gras, que aportaron un profundo toque agridulce a una pasta por desgracia poco firme, pero que logró resaltar una de las características de su chef Josep Gander: su abundante uso de ingredientes, resaltándolos todos sin perder el foco del producto principal. Como un veterano equilibrista de sabores.

Hubo pequeñas turbulencias, como Syrah en copa ($3.000) pasado y que tuvo que reemplazarse, eso sí, bajo la atenta mirada del servicio que enmendó la plana de inmediato para pasar a los platos de fondo. Ahí, el tamaño del Filete de Lenguado Salteado a Punto y en Aceite de Oliva ($14.200) sorprendió, pero también su cocción acorde a la delicadeza de este pescado, complementado de un salseo de mariscos de ligera untuosidad. Las variantes culinarias de Gander siguen y seguirán por la vereda del tradicionalismo gourmet, de salsas clásicas, hartos elementos en el plato, preparados con una meticulosidad que le garantiza vigencia. Así se vio en el Filete Grillado ($12.200), rodeado de cortes de vegetales a punto, acompañados de una salsa bernesa real: suave, cremosa y de elegante acidez. La Copa Nórdica ($4.500) de postre, mousse de queso con una capa de streusel -masa crocante- volvió a reafirmar los preceptos de un estilo tradicional a concho, que en este hotel se encuentra a buen resguardo.

FICHA
Dirección: Av. Santa María 1742, Providencia.
Teléfono: 7070000
Horario: lunes a domingo, almuerzo y cena.
Consumo promedio: $ 30.000
Calificación: 6,5