Al asumir el trono, el pasado 19 de junio, tras la abdicación de su padre Juan Carlos I, Felipe VI de España prometió "observar una conducta íntegra, honesta y transparente". En esa línea, la Casa Real española dio a conocer ayer una serie de disposiciones relativas al quehacer diario de la monarquía que los medios españoles han interpretado como un intento concreto para mejorar la imagen de la corona, opacada especialmente por un caso de corrupción que afecta a la hermana del monarca, la infanta Cristina de Borbón.

Así, entre las medidas anunciadas ayer por el palacio de La Zarzuela, muchas de las cuales se espera estén en marcha antes del próximo 31 de diciembre, destaca la prohibición a los miembros de la familia real de desarrollar actividades remuneradas que no tengan que ver con el quehacer netamente institucional. Actualmente la familia real la componen los reyes Juan Carlos y Sofía, la princesa de Asturias, Leonor, la infanta Sofía y la reina Letizia, y en el futuro podría integrarla los nietos del rey Felipe VI. Así, con la nueva normativa, todos ellos sólo podrán realizar actividades por encargo del rey o el gobierno español de turno, según explicó el diario local ABC. De acuerdo al periódico El País, de haber estado vigente este veto durante el reinado de Juan Carlos I, quizás se podría haber evitado que la infanta Cristina se inmiscuyera en los negocios de su esposo Iñaki Urdangarin, imputado por presuntos delitos relacionados con las actividades del Instituto Nóos.

Adicionalmente, Felipe VI ha dispuesto que sus parientes ajenos a la familia real no desarrollarán actividades institucionales ni recibirán dinero del presupuesto de la Casa del Rey. Sin embargo, si el rey así lo desea, podrá encargarle a su hermana Elena, por ejemplo, que participe en algún acto en representación de la monarquía, pero deberá contar con previa aprobación del gobierno español. Por aquello, eso sí, la infanta no recibirá el pago de representación que hasta ahora le corresponde.

En cuanto a la distribución del presupuesto de la Casa del Rey 2014 (de unos US$ 10,56 millones), La Zarzuela informó ayer que el monarca ha decidido que tanto él como su padre seguirán cobrando hasta fin de año el monto anual que se les había asignado como príncipe de Asturias y rey (US$ 197.742 y US$ 393.483, respectivamente). Según El País, será Felipe VI quien decida en cuánto ascenderá la retribución económica de Juan Carlos I el próximo año.

Por si esto no fuera suficiente, el monarca de 46 años también ha dispuesto que habrá restricciones a los regalos que reciba la familia real. Aunque no se dieron mayores detalles, esta medida podría estar dirigida a evitar escándalos suscitados en el pasado por los obsequios recibidos, especialmente por parte del rey Juan Carlos I.

En su afán para transparentar la institución que ahora lidera, el rey español también ha determinado que las cuentas de la Casa Real sean sometidas a una auditoría externa a cargo de la Intervención General del Estado (ente de control interno de la gestión económica y financiera del sector público-estatal, entre otras funciones). Esta disposición será paralela a la auditoría interna que se realiza cada año desde 2007.

También se prevé la instauración de un "código de conducta" para el personal de La Zarzuela. La idea es que éste "incorpore principios de buen gobierno contenidos en la legislación vigente en esta materia aplicable a las entidades públicas", según consignó la agencia France Presse.

Al respecto, El País sostiene que este código habría sido útil para evitar casos como el del ex secretario de las infantas Carlos García Revenga, quien en enero de 2013 reconoció: "He podido mezclar en ocasiones gestiones propias de mi puesto con otras relacionadas con actividades privadas de los duques de Palma" (la infanta Cristina y su esposo).

A la espera de que estas medidas sean puestas finalmente en marcha, el horizonte comienza a ser auspicioso para el nuevo reinado. Según un sondeo divulgado días después de que Felipe de Bordón fuera proclamado rey por el Poder Legislativo, el 58% de los consultados por la consultora Metroscopia dijo que el nuevo monarca les inspira confianza, y sólo un 19% dijo que sentía desconfianza. El 75%, en tanto, apoyaría que Felipe VI medie para generar acuerdos entre los partidos, si los políticos no lo hacen.