En la reunión del comité comunicacional de la UDI del lunes -que a primera hora de cada semana se realiza con la participación de figuras como Patricio Melero-, algunos dirigentes calificaron como "tardío" el intento de la directiva por separar la institucionalidad del partido de las responsabilidades individuales que se han visto vinculadas al caso Penta.
Pese a que al interior de la tienda se han valorado las disculpas públicas ofrecidas por la mesa el viernes -una escena que contó con la presencia de históricos dirigentes como Andrés Chadwick, Juan Antonio Coloma y Julio Dittborn-, algunos advierten una falta de convicción de la directiva para pedir a los involucrados que no sólo asuman sus defensas personales, sino que además den un paso al costado para liberar a la UDI de esa tarea.
El secretario general Javier Macaya dijo la tarde del lunes: "Para nosotros es muy importante que la UDI siga haciendo política". La frase refleja la molestia interna que se ha instalado por tener que estar dedicados en estos últimos meses a dar explicaciones frente a las presuntas irregularidades, dejando al gremialismo fuera de la agenda política.
A este escenario, dicen fuentes del partido, se suma la posibilidad de un nuevo agravante. ¿Qué pasa si Ernesto Silva es citado a declarar? La inquietud surge a partir de que una sociedad que mantiene el presidente UDI con el ex subsecretario Pablo Wagner forma parte de la querella que el SII estampó contra el ex funcionario del gobierno. Una arista que se podría complicar luego de que el propio Wagner asegurara ante el fiscal que sus socios aprobaban la ilegalidad de retiros de dinero.
Según fuentes partidarias, una eventual escena de Silva ingresando a la fiscalía para contradecir la versión de Wagner, complica la estrategia del partido de "separar aguas" con Penta. Una situación que se agravaría si el diputado llegase a ser requerido en calidad de imputado.
Según fuentes judiciales, el fiscal Carlos Gajardo no descarta citar a Silva, aunque aún no se precisa en que calidad se hará. En ese sentido, en el partido -dicen altas fuentes de la tienda- ya se ha instalado el debate respecto de la conveniencia o no de que Silva se mantenga a la cabeza de la directiva del partido.
Incluso, las mismas fuentes admiten que se ha llegado a sondear nombres de eventuales sucesores de Silva.
El primero que se nombra en la lista es el senador Hernán Larraín, a quien se señala como uno de los primeros parlamentarios en cuestionar la "teoría del empate". Además -detallan- Larraín ha instalado la idea de que la UDI debe enfrentar una refundación total, del mismo modo que ha logrado edificar el argumento de que los involucrados en el caso, no actuaron por "codicia" sino con "ansiedad".
Sin embargo, el senador se apresura en desactivar cualquier información respecto de que su figura esté disponible para sustituir a Silva. "Desconozco conversaciones que plantean cambios en la directiva, nadie ha hablado conmigo de ello, no los estimo oportunos", dijo ayer a La Tercera.
Quien también se sugiere para encabezar la UDI es el ex ministro Andrés Chadwick. Esto, sin embargo, genera resistencia entre quienes ven al ex vocero de gobierno como el bastión del "piñerismo": su llegada a la directiva -dicen- configuraría un compromiso tácito del partido con una futura candidatura del ex presidente.
Con todo, algunos parlamentarios sostienen que hoy resulta inoficioso hacer modificaciones a la mesa. Tal es el caso de Juan Antonio Coloma, quien ha comentado a sus cercanos que reemplazar a Silva no resolverá ninguno de los flancos abiertos por el caso. Y quienes comparten su visión agregan, que es preferible que Silva siga, al menos, hasta marzo, cuando se materializarán las formalizaciones.