Mas de una década después del inicio de las guerras de Irak y Afganistán, el ansiado regreso a casa de los soldados que batallaron en ambos conflictos no ha brillado con desfiles de bienvenida y un futuro lleno de condecoraciones, sino más bien se ha enfrentado a problemas de inserción y desempleo. Así, los índices de suicidios entre los combatientes se han disparado a 22 muertes por día, según una investigación con datos entre 1999 y 2010, citado por la revista Forbes. En un estudio previo que abarcó el mismo período de tiempo, esa tasa era de 18 muertes. De hecho, un 31% de los suicidios fueron cometidos por hombres menores de 49 años. Paralelamente, las tasas de enfermedades mentales entre los soldados en servicio activo aumentaron cerca de un 62% entre 2000 y 2011, según un informe del Instituto de Medicina consignado por el diario Los Angeles Times. En ese período, a 935.000 combatientes -activos y retirados- se les diagnosticó trastornos de depresión, adaptación y estrés postraumático. Una cifra considerable entre los 2,5 millones de norteamericanos que sirvieron en ambos conflictos.
"Al principio todo es lindo, duermes en una habitación y estás feliz de poder retomar tu vida de antes, pero al pasar los días te das cuenta que siempre te sientes con una muralla detrás de ti, que te ubicas dentro de una tienda o restaurante en un lugar donde puedes ver quien entra o sale y que los ruidos súbitos e inesperados te ponen en alerta", señaló a La Tercera el soldado chileno-norteamericano Edwards Nova, quien estuvo destinado por 13 meses en Afganistán en 2006 y seis meses en Irak en 2008 como parte del Ejército estadounidense.
Nova detalla que su proceso de adaptación no fue tan difícil como el de otros soldados, ya que su esposa también estuvo en Irak, pero que aún ambos deben luchar contra el insomnio. "Antes de tomar el vuelo de regreso, en el aeropuerto de Bagdad, había un lienzo que decía: cuando muera, seguro nos vamos al cielo. Ya pasamos por el infierno", recuerda el ex combatiente.
El desempleo ha sido uno de los fantasmas recurrentes al que también han tenido que hacer frente quienes regresan del campo de batalla. Se estima que alrededor de un 10% de los soldados que sirvieron tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 -es decir, unos 246.000- no tienen trabajo, de acuerdo con datos consignados por el diario The Washington Post. A esto se suma el hecho que en 2013, cerca de 50.000 veteranos de los conflictos de Irak y Afganistán han perdido sus hogares o están cerca de perderlos. Muchos de ellos se encuentran dentro de los programas federales destinados a mantenerlos lejos de las calles, una cifra que triplica a la de 2011, según datos del Departamento de Asuntos de Veteranos.
Para contrarrestar está situación, el gobierno norteamericano ha puesto a disposición de los veteranos una serie de beneficios que incluyen terapia psicológica, asesorías vocacionales y programas para ayudarlos a encontrar un refugio o mantener sus hogares. De hecho, en enero, el Departamento de Asuntos de Veteranos anunció que daría cerca de US$ 600 millones en subvenciones a las organizaciones que ayudan a los veteranos en este aspecto. "Aquellos que han servido a nuestra nación nunca deberían encontrarse a sí mismos en las calles, viviendo sin esperanza", puntualizó el secretario de Asuntos Veteranos, Eric K. Shinseki.
"El gobierno tiene que continuar con los esfuerzos actuales y mejorarlos en la medida de lo posible. Un factor importante es que el pueblo estadounidense apoya ahora a los soldados y el regreso de los veteranos como muchos no lo hicieron en la era de Vietnam, cuando los soldados que regresaban a veces incluso eran acosados por los estadounidenses que no les gustaba la guerra. Es más fácil para los veteranos asimilarse de nuevo en una sociedad civil que valora su servicio y honor a su sacrificio", indicó a La Tercera John Allen Williams, profesor de política de la Loyola University Chicago.
Pero para muchos estadounidenses la red de apoyo con la que cuentan los soldados no es suficiente. Una encuesta elaborada en 2011 por el Centro de Investigación Pew develó que un 62% cree que el gobierno no brinda el apoyo suficiente a las tropas que regresan al país. "El gobierno hace un esfuerzo serio para proporcionar programas y servicios adecuados a los veteranos de nuestra nación, considerando la reciente recesión y la lenta recuperación. Sin embargo, siempre se puede hacer más", comentó a este diario Davy G. Leghorn, Subdirector de la División de Educación Nacional y Empleo de la Legión Americana, la organización de ayuda a veteranos de guerra más grande de Estados Unidos.